"Hay que normalizar los sentimientos y no caer en la tiranía de lo positivo"

Sara López es una de las psicólogas de la sede zaragozana de la Asociación española contra el cáncer (AECC).

Sara López, psicóloga de la Asociación española contra el cáncer en Aragón (AECC).
Sara López Gracia, psicóloga de la Asociación española contra el cáncer en Aragón (AECC).
Juan Antonio Pérez Vela

Prestar apoyo asistencial y psicológico tanto a grupos de terapia como a pacientes o familiares de enfermos con cáncer. Ese es el objetivo fundamental con el que se levanta cada mañana desde hace cuatro años la zaragozana Sara López, psicóloga de la Asociación española contra el cáncer (AECC).

Solo en 2016, un total de 735 personas han sido atendidas por los servicios de esta entidad en Aragón: el 4,34%, por un médico o sanitario; el 33,18%, en atención social; y la mayoría de ellos (el 62,48%) recibió asistencia psicológica.

“Los pacientes o familiares que llegan a nosotros son personas que han dado un paso importante. Pedir ayuda implica aceptar la propia fragilidad y no siempre es fácil", reconoce López.  En el último año, cerca de 160 pacientes han recibido atención psicológica en la Junta de Zaragoza, donde atienden al grueso de pacientes. Estos acuden a la AECC en cualquier momento de la enfermedad para recibir apoyo psicológico o asistencial tanto en grupos de terapia como de forma individual. "El diagnóstico es siempre un momento de mucho impacto emocional en el que la persona se ve desbordada, y es fácil que necesite algún tipo de apoyo", explica la psicóloga, quien señala también otro momento crítico para pacientes y familiares: las recidivas (o posibles recaídas tras la reaparición de un tumor maligno).

En otros casos, aunque la persona haya llevado bien la primera parte de la enfermedad y superado con éxito el tratamiento, puede también necesitar apoyo para retomar su vida y enfrentar sus responsabilidades laborales a la hora de volver a la rutina. "La enfermedad transforma sus vidas. Cuando un paciente con cáncer recibe el alta médica puede encontrar dificultades, y ese es el momento en que la persona, ya sin tanto apremio por la supervivencia o por afrontar los tratamientos, tiene el espacio para darse cuenta de cómo se siente", indica López.

Precisamente una de las funciones principales de todos los grupos de terapia es el acompañamiento: el encontrar un espacio en el que todas las personas que están pasando por una situación similar, incluso con momentos de soledad e incomprensión por parte del entorno, puedan encontrar un compañero de viaje. "Queremos compartir recursos, que cada uno se dé cuenta de cómo está haciendo las cosas para intentar mejorar su adaptación a una situación o vivencia concreta", detalla López.

La psicóloga de la AECC Sara López Gracia y la voluntaria María Pastor.

La psicóloga de la AECC Sara López y la voluntaria María Pastor. Juan Antonio Pérez Vela

El primer paso se centra en desterrar falsas creencias y normalizar las emociones para que el paciente se adapte mejor a su situación y no entre en conflicto con lo que está sintiendo. "Existe el mito de que un estado de ánimo positivo es el 50% de la enfermedad y a veces se le da un peso excesivo al estado de ánimo que no permite a la persona sentir otras emociones no tan agradables. El paciente está triste, está enfadado o tiene miedo… Y está bien normalizar esos sentimientos y no caer en la tiranía de lo positivo", asegura la psicóloga de la AECC, quien recomienda ayudar a estas personas a manejar bien sus emociones para que sean capaces de usarlas en beneficio propio. "Qué duda cabe –añade– de que una persona que emocionalmente siente que está menos desbordada y se ve más capaz de afrontar la situación va a tener un mejor sistema inmune que seguramente hará que su cuerpo responda mejor a los tratamientos y con una mejor calidad de vida", apostilla.

Apoyo asistencial y pisos de acogida

Además del apoyo psicológico que la AECC ofrece, esta entidad cuenta también con una parte de apoyo asistencial que brindan trabajadores sociales. Ellos se encargan de gestionar ayudas técnicas y diversos recursos que hacen más fácil el día a día a los pacientes con cáncer y sus familias. "Tenemos un servicio de alojamiento gratuito para los pacientes que son de fuera y tienen que venir a recibir tratamiento, porque en el caso de la radioterapia, por ejemplo, está centralizada en Zaragoza. En estos casos, se valora la situación económica de la familia, ya que hay muchas que no se pueden costear un tratamiento de meses. Recibir quimioterapia o radioterapia se convierte en viajes de seis y siete horas, y el paciente muchas veces no está en condiciones de poder hacer eso", advierte la psicóloga.

Para quienes se encuentren solos en el momento de la enfermedad o necesiten más que nunca el apoyo de los suyos, la AECC cuenta también con un grupo de cuidadores orientados a atender a la persona enferma, cónyuges, padres, hijos o hermanos formados para dar lo mejor de sí mismos llegado el caso.

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