El sueño de Pablo Iruzubieta es poder combinar algún día la investigación con la práctica clínica: ver pacientes en un hospital e investigar también en un laboratorio. A sus 23 años, este estudiante de quinto de Medicina no está tan lejos de lograrlo.

Gracias a la ayuda de la Asociación Española contra el Cáncer colabora desde el pasado mes de noviembre con un grupo de investigación oncológica de la Universidad de Zaragoza. "Fuera de España –indica– existen bastantes becas de investigación para estudiantes, pero en las universidades de aquí hay muy pocas”, asegura.

Por eso él se siente afortunado. Es el único estudiante de la sede aragonesa de la AECC que cuenta con esta ayuda para investigar. “Fue una sorpresa. Me alegré mucho cuando me la dieron e invité a mis compañeros de piso a comer y lo celebré también con el grupo de investigación. Optaba gente de toda España”, cuenta orgulloso.

Desde que empezó sus estudios en la Facultad de Medicina de Zaragoza, Pablo –nacido en Logroño– colabora con un grupo de la Universidad que investiga sobre el cáncer. Su tutora, la doctora Junquera, le recomendó presentar el proyecto para solicitar la ayuda de la Fundación Científica de la AECC. Y tuvo suerte.

Ahora, junto a su grupo, colabora con el servicio de anatomía patológica del Hospital Clínico de Zaragoza. En la Facultad realizan estudios de microscopía electrónica "para estudiar, sobre todo, una estructura asociada con el crecimiento celular en tumores humanos", indica.

"La medicina me ha gustado mucho desde siempre, pero la investigación también me llamaba. Lo que quería era ver pacientes y poder aplicar la investigación básica de laboratorio”, relata.

Pablo Iruzubieta y el resto de investigadores junto al microscopio electrónico.

Gracias a la beca de la asociación recibe una mensualidad para poder colaborar de una forma "más seria" con el grupo mediante un proyecto propio y estructurado. "La investigación es algo que te tiene que gustar, no te pueden obligar a hacerla porque requiere tiempo, esfuerzo y muchos intentos; pero si la haces es fácil que te guste porque al final con trabajo suele salir alguna cosa", confiesa Iruzubieta.

En el futuro tiene claro que le gustaría combinar la práctica clínica con la investigación oncológica, porque “el cáncer es un campo donde hay mucha investigación hecha, pero todavía hay más por hacer”.

A la hora de elegir especialidad se inclina por Neurología, Oncología o Digestivo, y en cuanto al destino no descartaría trabajar en un futuro en la ciudad que tan bien lo ha acogido. “Es cierto que los referentes están en Madrid y Barcelona, pero Zaragoza es una opción que barajo. Me siento agradecido por haber recibido la beca de la AECC y si hay que hacer difusión de alguna cosa, siempre me muevo”, asegura.

El suyo es un sueño difícil de alcanzar. Pablo reconoce que con la carga de trabajo que hay actualmente en el hospital, donde cursa sus prácticas este semestre, queda poco margen para investigar. Por lo pronto, él tiene la suerte de compaginar ambas partes, asistiendo por las mañanas al Hospital Clínico Lozano Blesa y cambiando la bata médica por las probetas en horario de tarde. "No sé cuánto tiempo tendrán los especialistas para hacer investigación básica de laboratorio, pero sé que es bastante trabajo. Lo bueno es que sarna con gusto no pica… y yo quiero hacer esto", afirma convencido.

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