Los casos de ictus en menores de 64 años han aumentado un 25% en 20 años

El ictus afecta cada año a entre 110.000 y 120.000 personas.

Las posibilidades de padecer un ictus aumentan de forma considerable a partir de entre los 60 y 65 años aunque cualquier persona puede padecerlo, de hecho, en los últimos 20 años ha aumentado un 25 % el número de casos entre las personas de 20 a 64 años.


Lo ha asegurado la Sociedad Española de Neurología (SEN) con motivo de la celebración, el próximo 29 de octubre, del Día Mundial del Ictus, una afectación que supone la segunda causa de muerte en España, la primera en mujeres, y que representa el mayor motivo de incapacidad.


Según los datos de la SEN, el ictus afecta cada año a entre 110.000 y 120.000 personas y la mayoría de esos pacientes sufre secuelas, que en el 40 % de los casos les inhabilita para realizar sus actividades cotidianas.


El coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN, Jaime Gàllego, ha señalado que si bien las posibilidades de padecer un ictus aumentan cuando la persona cumple más de 60 años y que con el envejecimiento se incrementa de forma progresiva la posibilidad de padecerlo, cualquiera puede sufrirlo aunque hasta el momento haya disfrutado de una vida plena.


"Según el último estudio que se ha realizado globalmente, más de 83.000 menores de 20 años sufren un ictus y aunque de momento sólo supone el 0,5 % de todos los ictus registrados, en los últimos 20 años ha aumentado un 25 % el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años", asevera este experto.


Los factores de riesgo son, entre otros, la hipertensión arterial, la diabetes, las enfermedades cardíacas -sobre todo una arritmia conocida como fibrilación auricular- apnea del sueño u obesidad.


Estudios recientes, ha agregado la SEN, han demostrado relación directa de estos factores con el ictus.


En los últimos años la mortalidad por ictus ha disminuido pero los expertos insisten en que en la cadena asistencial destinada a esta patología es "fundamental" la interconexión y coordinación precisas entre los servicios de urgencia extra e intrahospitalarios con el "Código ictus".


Este Código fue diseñado con fin de identificar, notificar y trasladar lo antes posible a los pacientes con ictus a los servicios de urgencias.


Si un paciente que ha sufrido ictus es atendido por un neurólogo en las primeras horas, la probabilidad de fallecer o quedar con una discapacidad grave se reduce a la mitad.


La SEN ha puesto de manifiesto, también, que aún existen "notables diferencias" entre las comunidades autónomas, por lo que ha abogado por trabajar para asegurar la equidad en el acceso a los recursos necesarios para la adecuada atención de los pacientes.

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