"El Chad necesita mucha ayuda para poder afrontar el presente y el futuro"

Uno de los trabajadores chadianos del Hospital de Bébédjia, con el que colabora Ilumináfrica, cuenta cómo es su vida allí.

Evariste trabaja de auxiliar de enfermería en el quirófano del hospital chadiano que colabora con Ilumináfrica.
Evariste trabaja de auxiliar de enfermería en el quirófano del hospital chadiano que colabora con Ilumináfrica.

El chadiano Evariste Djepataremgoto empezó a trabajar en el hospital de Bebedjia, en la República de Chad, en el año 2003, tras estudiar en un instituto público de Doba. Ahora, gracias a la labor formativa que realizan los sanitarios aragoneses de la Fundación Ilumináfrica, es uno de los trabajadores especializados de este centro hospitalario en el que ejerce como auxiliar de enfermería en quirófano. "Mi misión fundamental es la esterilización del material quirúrgico y la limpieza en general de todo el bloque. El día a día aquí es muy tranquilo, pero dependemos de los médicos que de manera voluntaria vienen hasta aquí", reconoce.


Evariste tiene en la actualidad cuatro hijos (una niña recién nacida y tres niños). Otros tres perdieron la vida por culpa del paludismo. Para Norberte, Achyl y Franklyn, sus tres varones, desea conseguir una buena educación y unos estudios que les permitan "acceder a trabajos dignos con los que poder vivir con todas las necesidades cubiertas". Es el sueño de cualquier padre, pero en el corazón del continente africano la situación que se vive es muy distinta a Occidente. "En este país, la escolarización de todos los niños de momento es un sueño; muchos no pueden ir al colegio. Hay muy pocos profesores, y los que pueden se marchan a otros sitios donde vayan a estar mejor remunerados", lamenta. 


Él también ha pensado alguna vez en emigrar, pero siempre hay una razón de peso que le anima a quedarse. "Me gustaría mejorar la tierra que me vio nacer y dejar a mis hijos un futuro mejor. A veces he pensado en irme fuera, pero no puedo hacerlo. No es la solución", reitera.


Cada expedición, un acontecimiento "único"

Ahora el Chad ya no es un país en guerra. Evariste cuenta que, de hecho, hay muchos refugiados de otras regiones que vienen a su país huyendo de la barbarie. La industria petrolera ha hecho mejorar algunos aspectos de la República del Chad, pero -según relata este sanitario chadiano- esto no se ha visto reflejado en los salarios ni tampoco hay mucho más trabajo. "Nuestra tierra es pobre y el agua poco abundante. A nivel sanitario, faltan médicos y especialistas; y una consulta, dependiendo de la especialidad, puede costar más de 2.600 francos (casi 21,79 euros)", precisa. 


En este contexto, la labor que médicos y cooperantes aragoneses realizan en el Chad se hace imprescindible para una población que sufre a diario la falta de recursos sanitarios, y que encuentra en cada expedición de esta asociación aragonesa un acontecimiento "único" por el que vale la pena recorrer distancias de varios días de duración.


"En el hospital esperamos con mucha ilusión su llegada, revisando todo para que esté listo para acoger a los médicos, al personal de enfermería y a los pacientes. Para ellos es una oportunidad única, como si no volviera a pasar en sus vidas", confiesa.  


Si tuviera que pedir un deseo para mejorar la calidad de vida de la población chadiana, Evariste asegura que sería "disponer de una Sanidad pública (sin costes y con más médicos), tener acceso al agua potable y a la electricidad en condiciones y también mejores carreteras" que facilitaran los desplazamientos entre regiones.


Desde su experiencia, asegura también que recomendaría a sus hijos el ser voluntarios o cooperantes en el futuro, como lo sigue siendo hoy su padre. "El Chad necesita mucha ayuda para poder afrontar el presente y el futuro", afirma convencido este sanitario. La resignación ante una vida dura, la lealtad y el compartir lo poco que tienen con quienes huyen de otras guerras son algunos de los comportamientos que, a su juicio, definen hoy a la mayor parte de sus gentes. 

Evariste Djepataremgoto, en el quirófano del Hospital de Bebedjia.
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