Tercer Milenio

En colaboración con ITA

​López Otín: "Los avances exigen paciencia para no crear falsas expectativas"

El prestigioso investigador oscense reconoce un avance "muy notable" en investigación oncológica, aunque insta a ser prudentes.

El investigador oscense Carlos López Otín.
?López Otín: "Los avances exigen paciencia para no crear falsas expectativas"
Maite Santoja

El prestigioso investigador médico Carlos López Otín asegura que el esfuerzo desarrollado por especialistas de distintos ámbitos ha permitido que más de la mitad de los tumores malignos se curen, aunque advierte de que los avances científicos exigen paciencia a fin de evitar disgustos y falsas expectativas.


López Otín (Sabiñánigo, Huesca, 1958) hace esta afirmación en una entrevista concedida tras conocer que ha sido galardonado con el Premio Aragón 2016, una distinción que le ha llevado a ser comparado con el aragonés Santiago Ramón y Cajal y que ha acogido con "enorme satisfacción, infinita gratitud y gran responsabilidad".


Con la humildad propia de los grandes investigadores, añade a renglón seguido: "no puedo olvidar que Ramón y Cajal fue el último científico que se ganó el derecho a hablar en singular, por eso, en mi caso, recibo el premio en plural y en nombre de muchos, de todos los que tratamos de progresar en los caminos del conocimiento a través de la investigación y el estudio".


En relación a una de las áreas de su trabajo, la investigación contra el cáncer, López Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Oviedo, admite que el esfuerzo global de oncólogos, cirujanos, radioterapeutas, biólogos moleculares, farmacólogos o epidemiólogos ha propiciado un avance "muy notable".


"Las dificultades actuales -añade- surgen fundamentalmente de la extraordinaria diversidad clínica y biológica de los tumores".


Por eso, ante la convicción de una gran parte de la sociedad deque los avances científicos tardan en convertirse en aplicaciones prácticas, insiste en apelar a la prudencia para no crear esperanzas que puedan verse defraudadas.


En su opinión, los avances "son como una lenta marea creciente, que solo puede progresar sobre bases sólidas, algo que puede contribuir a esa percepción de demora en las aplicaciones clínicas de los resultados que obtenemos en los laboratorios".


En cualquier caso, admite que "tal vez" sería necesario mejorar el diálogo entre los especialistas de los distintos ámbitos, ante un esfuerzo global que se realiza en múltiples dimensiones pero que "no siempre está perfectamente coordinado".


A pesar de la rápida evolución de los avances, asegura no creer en una solución "mágica y universal" para el cáncer, ya que cada tumor es "único" en las alteraciones moleculares que lo han generado, lo cual obliga a la búsqueda de tratamientos específicos para cada uno de ellos.


Su trabajo le lleva a un enfoque filosófico cuando asume que "estudiar la enfermedad es estudiar la vida", y argumenta que los seres humanos "no somos máquinas perfectas, somos vulnerables y tenemos y tendremos enfermedades".


"Los lenguajes químicos que crean la vida y los que se alteran durante las enfermedades son los mismos, por lo que tenemos que aprender a leer esos lenguajes en condiciones normales para descifrar sus alteraciones en condiciones patológicas".


Pero en el laboratorio en el que desarrolla su trabajo el equipo de López Otín se investiga, además, el proceso del envejecimiento, la evolución humana o diversas enfermedades minoritarias, siempre con una "profunda vocación social".


Afirma, sin embargo, que el interés por ayudar a la humanidad no siempre es la principal motivación de un investigador médico, y se muestra convencido de que cada uno "debe de encontrar su lugar en el mundo".


En relación a este punto, añade, no sin cierta ironía, que le "parecen perfectamente legítimas otras motivaciones, y de hecho" conoce "a muchos compañeros y colegas cuyo trabajo se mueve por otras premisas, incluso económicas".


Quizá por esta razón, prefiere que la investigación médica desarrollada por su equipo no tenga relación con la industria farmacéutica.


Insiste, sin embargo, en la necesidad de ser "muy conscientes" de que sin la industria farmacéutica no se podría desarrollar ningún medicamento hasta alcanzar la fase de aplicación clínica, por lo que considera estas empresas "imprescindibles".


Advierte a continuación de que al carecer los investigadores de recursos para afrontar el desarrollo de medicamentos, "deben de ser los gobiernos los que discutan las condiciones de aplicación, los precios y todo lo que haga falta para asegurarse de que todos los pacientes tengan acceso a los nuevos fármacos, respetando el derecho de las empresas a recoger unos beneficios razonables".


En relación al trabajo que desarrolla actualmente, destaca que su equipo trata de trasladar a la aplicación clínica algunos de los resultados derivados de los proyectos de los genomas del cáncer desarrollados en los últimos años".


Su equipo trabaja también en el diseño de estrategias para mejorar la reprogramación celular en casos de envejecimiento extremos, tanto en pacientes con progeria (envejecimiento brusco) como centenarios, y en paralelo en el estudio de las posibilidades actuales del control metabólico de la longevidad".


Desde una dimensión profundamente social, el equipo de López Otín intenta descifrar las causas de distintas enfermedades hereditarias minoritarias, "en todas aquellas familias que acuden a nuestro laboratorio en busca de ayuda". 


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