"Los políticos comunicaron mal la crisis del ébola"

?El jefe de Virología del Instituto de Salud Carlos III y miembro del comité especial para la enfermedad asegura que no se incumplieron los protocolos en los tratamientos, sino que evolucionaron.

El virólogo español José Manuel Echevarría, miembro del comité especial para la crisis del ébola en España.
El virólogo español José Manuel Echevarría, miembro del comité especial para la crisis del ébola en España.
Editorial Meteora

Cuando en enero a José Manuel Echevarria le propusieron coordinar el libro 'Ebola: tan cerca y tan lejos' (Pygmalion) que debía salir publicado en cinco meses, durante la última Feria del Libro madrileño, le parecía una locura. "El acto de presentación se retrasó porque los libros venían de la imprenta", recuerda este investigador del Centro Nacional de Microbiología que formó parte del comité especial que se puso en marcha cuando la auxiliar Teresa Romero se contagió.-¿Cuál es el objetivo de este libro?

-Es un libro de divulgación, no necesariamente para especialistas en enfermedades tropicales. Es bueno que la gente sepa lo que ha pasado y el mensaje que dimos los expertos en un momento dado: que no iba a ver una epidemia ni nada por el estilo.-Un año después de la llegada del ébola a España, ¿cree que hubo pánico?

-Se generó una preocupación excesiva y totalmente injustificada. ¿Por qué? Porque se generó una crisis de comunicación. Los políticos comunicaron mal a los ciudadanos y entonces crearon una crisis de comunicación muy favorecida por las circunstancias. No hay que olvidar que los trabajadores del Carlos III llevaban un año de lucha con la Comunidad de Madrid porque quería convertir el hospital en un centro de crónicos. Entonces los especialistas se vieron, de repente, debajo de los focos. Vieron la posibilidad de contar sus problemas y a mi juicio se equivocaron, porque el mensaje fue que el hospital Carlos III no estaba preparado.-¿Era así?

-No era cierto. Con las repatriaciones (de los dos misioneros) hubo mucha polémica, pero la gente estaba tranquila. Pero cuando se enteraron de que una auxiliar de enfermería se había infectado, entonces se dijo que el hospital no estaba preparado. Empezaron a salir personas de distinto pelaje, ante un vacío de información claro, presentándose como expertos del asunto y diciendo, poco más o menos, que en Madrid había circulado durante seis días una bomba de relojería. Esto fue dos días antes de la creación de la Comisión. Ese era el ambiente que había.-¿Faltó pedagogía a la población?

-Eso falta siempre. No solo aquí, sino en todo el mundo. Lo mismo pasó en Estados Unidos cuando se infectaron las dos enfermeras.-¿Y sobre la respuesta profesional, médica?

-Fue perfecta. En los tres casos. Con el ébola, el mundo desarrollado ha aprendido que tratar a un paciente de ébola aquí encierra muchos más peligros que en un hospital de África.-¿En qué sentido?

-En un hospital de África, lo único que puede hacer es mantener al paciente hidratado y ver si supera la infección o se muere. Esto significa que los profesionales no manipulan al paciente, no le toman muestran, no le inyectan fármacos. El riesgo es mínimo. Aquí, si lo metes en una UVI, lo intubas o haces pruebas, el riesgo es mayor. Se interviene más y, a pesar de todas las medidas, hay contagios. Eso es lo que hemos aprendido.-¿Para aplicarlo en los protocolos?

-Los famosos protocolos que dicen que se incumplieron. Esto es mentira. Lo que pasa es que los protocolos estaban hechos con la experiencia de África y se demostró que no servían. Eso de esperar a que el paciente tuviera 38,6 grados de fiebre puede servir en un hospital africano, pero aquí no. Inmediatamente se cambió a 37,5 grados, asumiendo que se debe aislar y montar toda la parafernalia por cualquier gripe o catarro de una persona que ha estado en África.-Pero se dio la sensación de improvisación.

-Esto pasó por dos razones. Primero porque se comunicó mal. No había ninguna organización, que sí la hubo cuando se formó la Comisión. Segundo, el ambiente social que había. Yo tuve dos conversaciones con organizaciones ciudadanas. La primera fue con el tema de Excalibur y la segunda con sindicatos y miembros de la Sanidad madrileña. En ambos casos, les argumenté que con Excalibur lo único sensato que se podía hacer era sacrificarlo. Y yo he tenido treinta perros. Al día siguiente, repetían lo mismo como si no hubiera hablado conmigo de nada. Con los sindicatos, estuve hablando dos horas, contestando a sus preguntas y con el mismo resultado.Momento crítico

-En el libro, dedica mucho espacio a cómo cuidar a los enfermos. ¿Es el gran descubrimiento de esta crisis sanitaria?

-Va a tener una gran repercusión en el tratamiento de las fiebres hemorrágicas en general. Nos ha enseñado que los equipos de protección y las grandes instalaciones no bastan para proteger eficazmente a la gente. Aquí nunca se va a producir una pandemia, a no ser que sea importada, pero si puede ocurrir un contagio del personal. Ahora hemos aprendido que el momento de quitarse el traje de protección es un momento crítico. Cosa que por otro lado la gente que está en África ya lo sabía. Lo que pasa es que información no salía de ahí. Ahora han sido ellos los que nos han enseñado.-¿Y ha habido que cambiar mucho?

-No, solo detalles. En general, las cosas estaban bien diseñadas. Esos detalles y algunas cosas más por si acaso. Una de las cosas positivas que ha tenido es que no solo se han actualizado los protocolos, sino que se han escrito nuevos protocolos. Complementos como la atención a embarazadas, los cuidados intensivos de pacientes con fiebres hemorrágicas, la desinfección de locales...Y se ha puesto de acuerdo a las comunidades para que media docena de hospitales sean centros de referencia.-Desde el Comité, ¿cómo se veía todo este ruido?

-Los que estábamos allí tuvimos claro que había que contrarrestar la crisis mejorando la comunicación porque todo lo demás estaba funcionando solo, el hospital estaba funcionando solo, este centro (el Instituto Carlos III en Majadahonda) estaba funcionando solo. Tenemos una sanidad de primerísima calidad, lo que pasa es que siempre acabamos diciendo que todo lo que tenemos en este país es una porquería. Pero con respecto a la sanidad es todo lo contrario. Tenemos una sanidad que ya la quisieran otros países del mundo.-¿Se siguen reuniendo?

-Hace ya un par de meses que nos reunimos. Es posible que nos volvamos a ver después del verano. Afortunadamente, el problema está en vías de desaparecer. gracias a la intervención de salud pública, ese esfuerzo ye se está haciendo de intervenir sobre la fuente.-Curiosamente, la OMS ha sido muy crítica consigo misma en esta crisis.

-La OMS aprendió mucho con la gripe de 2009. Hace dos años, publicó un documento en el que reconocía los fallos cometidos con la declaración de pandemia y tuvo que modificar los criterios para declarar una pandemia y restaurando los que había antes. Ahora es mucho más autocrítica que antes.


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