Los pediatras piden cooperación en el entorno social del menor para detectar problemas

Ante el suceso acontecido en un instituto de Barcelona, los expertos reclaman "más atención" al ambiente familiar y social de los adolescentes.

Traslado del cadáver del profesor asesinado por un alumno en un instituto de Barcelona
Traslado del cadáver del profesor asesinado por un alumno en un instituto de Barcelona
Efe

Ante el reciente suceso del fallecimiento de un profesor en un instituto de Barcelona, a causa de las heridas infringidas por un alumno, la Sociedad de Pediatría Social (SEPS) y la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) han expresado en un comunicado su "solidaridad con el dolor y la tristeza que en este momento afligen a las personas y familiares afectados, así como a toda la comunidad escolar".


Al mismo tiempo, los pediatras lamentan "el tratamiento inadecuado que se da a este tipo de sucesos" aludiendo a su condición de "menores" como una categoría que permitiría tratarlos como una clase diferente de personas. "Se hace una acusación general a todos ellos como seres perversos, a quienes es necesario aplicar castigos ejemplares", detallan en un comunicado.


Así pues, ambas sociedades aseguran que en este tipo de situaciones "hay circunstancias atribuibles más a las condiciones sociales y económicas" en las que viven los menores, que a su condición de niños, y que, por tanto, estos casos "requieren de un tratamiento orientado a cada situación concreta".


"Los niños tienen unos valores a defender y potenciar lejos de los estereotipos sociales que se difunden y es necesario investigar y darles voz para aprender de ellos también", defienden los pediatras.


Por su parte, estos especialistas hacen hincapié en la necesidad de dirigir la atención al ambiente familiar, social y escolar que viven estos adolescentes, "que cada vez se alejan más de la realidad".


"¿Qué pasa con nosotros los padres? Estamos tan ocupados que preferimos tener a nuestros hijos enchufados a los ordenadores, 'tablets' o videojuegos antes que interesarnos por sus problemas, hablar con ellos, conocerlos, saber detectar sus preocupaciones, sus necesidades y ayudarles a autosuperarse sin complejos", reflexionan en una nota de prensa.


Así pues, los expertos consideran que las familias "no deben delegar" todas las responsabilidades en la escuela, la televisión, clases particulares, psicólogos y otros profesionales. "No estamos de acuerdo con el tratamiento desvirtuado que se ofrece como imagen de los niños, calificándolos de viciosos de las nuevas tecnologías y carentes de valores", manifiestan.


Aun con todo, los pediatras consideran que este caso en cuestión no parece relacionado con un "problema de valores", sino con las "presiones a las que se ve sometida la infancia en una sociedad cada vez más deshumanizada, que no responde a sus necesidades naturales y produce enfermedad mental hasta el punto, no solo de llegar a matar a otros, sino de darse muerte a sí mismos", señalan. Según datos facilitados por esta asociación, la mayoría de los suicidios en España se producen en gente de entre 10 y 25 años.

"Un niño de 13 años ya no es un niño"

"Los niños son niños, pero un niño de 13 años ya no es un niño. Es un preadolescente que nada entre dos aguas, en la de la imaginación de juegos de la infancia y la convergencia hacia un estadio de poderío y empoderamiento propios del adulto", describen los expertos. 


A este respecto, los pediatras consideran que los adultos y la legislación tienen un grado de "ambivalencia hacia esta edad" que es, a su juicio, "terrorífica". Así, según la ley vigente, un menor tiene la madurez "suficiente" para solicitar la píldora del día después. La edad de enjuiciamiento se bajó de los 18 a los 16 y eso creó un revuelo tremendo. Sin embargo, advierten los expertos: la madurez de un menor depende también del valor que cada juez le dé a la ley para esta edad.


"En las consulta vemos a diario niños de 12 años y 14 años sanos a los que revisamos sin la presencia de sus padres por proteger su derecho a la intimidad. Los profesionales hemos de andar con los pies de plomo y con suma delicadeza a la hora de explorar, no vaya a ser que se nos malinterprete", advierten a los sanitarios. 


Así pues, las edades comprendida entre los 12 y los 18 años deben ser, según indican, "motivo de otra pediatría": la del adolescente. "Hoy por hoy la asumimos con la sensación de no saber si se esta suficientemente preparado y es momento para reflexionar si se debería crear una especialidad con recursos y medios orientados de otra forma para estos pacientes", aconsejan.


Es precisamente a estas edades cuando los profesionales deben detectar y resolver -muchas veces, a base de informes escolares- diversas situaciones de riesgo -como el bullying, suicidios y tendencias homicidas, psicosis, alteraciones de conductas sexuales, problemas de identidad, y un largo etcétera de trastornos referidos al comportamiento.


"Ante este desgraciado suceso, debemos aludir, no obstante, al artículo 40 de la Convención de los Derechos del Niño, donde se reconoce el derecho de todo aquel acusado de haber infringido las leyes penales a ser tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, de forma que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tengan en cuenta tanto la edad de este como la importancia de promover su reintegración en la sociedad", concluyen.


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