Clara Castillo es una de los muchas personas que han mejorado su salud después de pasar por la Unidad de Tabaquismo de la Universidad de Zaragoza, donde aprendió a alejarse de manera definitiva de la nicotina.

Su primera sesión tuvo lugar en mayo de 2012 y apenas tres meses más tarde ya se pudo considerar una persona 'libre'. "Llevaba mucho tiempo intentando dejar de fumar y solo lo logré cuando vi un anuncio en el edificio de Interfacultades y empecé con el programa", apunta esta darocense de 25 años, quien explica que primero pasó por "una sesión individual con una orientadora-psicóloga, que me aconsejó un tratamiento farmacéutico. En mi caso particular usé durante un tiempo unos parches de nicotina terapéutica".

"Luego iniciamos unas sesiones de terapia en grupo, a las que acudíamos unas ocho personas. Cada una de ellas estaba dedicada a una cuestión concreta del tabaquismo", añade. Clara recuerda de manera nítida su última calada: "Antes de entrar a la primera sesión grupal terminé el que acabaría siendo mi último cigarro. A lo largo de esa clase nos aconsejaron no volver a fumar desde entonces y así lo hice, aunque es cierto que para otros compañeros no fue tan fácil".

Antes de cada sesión, los asistentes pasaban por una prueba de exhalación para demostrar que estaban 'limpios'. "En caso de haber caído en la tentación, se tenían que explicar las razones que te habían llevado a ello", indica esta joven aragonesa, que al poco tiempo de alejarse del humo experimentó una espectacular mejoría: "Quitando el primer día en que te sientes algo mal, ya desde el principio notas que tu salud mejora, te cansas menos, respiras mejor y notas un cambio radical en todos los sentidos porque dejas de depender de una sustancia".