Bacterias, corriente de resaca y medusas: peligros en el mar

Recomendaciones básicas para evitar los riesgos más comunes en las costas españolas en verano.

Unas niñas disfrutan del oleaje en la playa de la Zurriola, de San Sebastián, al atardecer
Bacterias, corriente de resaca y medusas: peligros en el mar

Cada verano millones de españoles se marchan de vacaciones a una de las costas de nuestro país. La Costa Dorada es el destino preferido por miles de aragoneses, seguido por la costa andaluza y Valencia. Y no es de extrañar que la gente elija el turismo de playa, ya que España cuenta con 7.900 kilómetros de costa, aproximadamente. Tenemos 681 playas con la distinción de banderas azules, récord histórico que nos permite seguir encabezando el ranquin del hemisferio occidental. 


Sin embargo, este inocente destino vacacional tiene sus peligros. Insolación, quemaduras, deshidratación... son algunos de los problemas que el viajero se encuentra si no es lo suficientemente precavido. Una de las molestias y principales preocupaciones que se encuentran los bañistas son las medusas, unos animales invertebrados –del grupo de los cnidarios– que tienen células urticantes en sus tentáculos y que provocan la ‘picadura’ al contacto con la piel.


Ante esta, se debe salir del agua y lavar la herida con agua salada. Está contraindicado rascarse, fregar la piel afectada o lavar la herida con agua dulce (ya que aumenta la cantidad de veneno inyectado). Se recomienda retirar con guantes o pinzas los restos de tentáculos, si los hubiera. Por último, la aplicación de compresas frías ayuda a aliviar el dolor y evitar la expansión del veneno.


Otro peligro de las playas es la exposición a bacterias presentes en la arena. Según un estudio de la revista ‘Journal of Water and Health’, la bacteria que más se transmite en este entorno es la E. coli, debido a la presencia de excrementos de animales en la arena. Esta puede afectar a 11 de cada 1.000 personas que acuden a la playa y manchan sus manos de arena, por lo que está recomendado lavárselas después para evitar posibles contagios.


Por otro lado, las medusas o bacterias rara vez suponen un peligro grave. El mar es el verdadero riesgo, a veces mortal, para los turistas. Las ‘corrientes de resaca’ son la amenaza principal para los bañistas. Se trata de potentes corrientes de agua que se alejan de la costa a una velocidad de entre 0,3 y 0,6 metros por segundo, llegando a alcanzar 2,44 metros por segundo (velocidad superior a la de un nadador olímpico). Las corrientes de resaca se producen debido a variaciones en la altura de las olas al romper sobre la playa. Los expertos aconsejan no nadar contra la corriente, sino dejarse llevar por esta para no agotarse, mientras se nada lateralmente para salir de la corriente y poder volver a nadar hacia la costa.


Nueve de cada diez accidentes podrían evitarse tomando precauciones. Por eso, siguiendo estos sencillos consejos, podremos reducir las cifras mortales del año pasado, en el que fallecieron más de dos mil personas por ahogamiento en España, según el Instituto Nacional de Estadística. El sentido común y las indicaciones de los socorristas y las banderas nos ayudarán a evitar accidentes y disfrutar de forma segura de las vacaciones de verano.

Sin miedo a los tiburones

El pasado día 16 de julio varias playas catalanas tuvieron que prohibir el baño, debido a la presencia de tres tiburones azules, también conocidas como tintoreras. Esta especie es la más frecuente en nuestro país, pero no se considera peligrosa. Solo cuatro de las 45 especies que existen en España entran en esa categoría.


A pesar del temor que inspiran, únicamente se han demostrado dos ataques de tiburón en nuestro país en los últimos 400 años, ninguno de ellos mortal.


El primero se produjo en Tarifa en 1986; la persona atacada se encontraba a 300 metros de la costa cuando un tiburón le mordió la pierna, que posteriormente tuvo que ser amputada. 


El segundo ataque tuvo lugar el tres de septiembre de 1993 en Arenes (Valencia). Un nadador se encontraba a unos 200 metros de la playa y sufrió el ataque de un tiburón en los pies, cortándole varios dedos.


Por fortuna, no ha habido ataques mortales en Europa desde 1989, en Italia, según el Archivo Mediterráneo de Ataques de Tiburones.


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