Una alternativa: los bancos de huesos

A pesar de los avances en el uso de materiales biológicos y sintéticos, son los injertos humanos los ideales para rellenar defectos óseos, reemplazar parte o todo un hueso y suplir estructuras tendinosas o meniscales.

Una alternativa: los bancos de huesos
Una alternativa: los bancos de huesos

Después de la sangre, el hueso es el tejido que más se emplea como injerto y la parte del cuerpo humano que más se trasplanta. El problema es que, a pesar de que el injerto autólogo (con hueso del propio paciente) es la mejor opción en diversas cirugías reconstructivas desde el punto de vista biológico, su disponibilidad es limitada y su proceso de obtención no está exento de morbilidad. "Hay veces que la persona a tratar necesita mucho tejido óseo y no se le puede coger tanto de su organismo. Otras, esa zona de la que se extrae el hueso necesario para el injerto se convierte en un segundo foco de dolor, por no hablar de que en este caso el paciente se ve sometido a una doble intervención", explica Homero Valencia, traumatólogo del Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Como respuesta ante estos problemas nacieron los Bancos de Huesos y Tejidos (BHT), que permiten disponer de una cantidad ilimitada de tejido para practicar aloinjertos (de hueso de otra persona).


A pesar de que cada vez hay más y mejores alternativas biológicas y sintéticas, la evidencia científica demuestra, según el doctor Valencia, que los injertos humanos son los "idóneos" para rellenar defectos óseos, reemplazar parte o todo un hueso en cirugía tumoral, protésica, de columna vertebral, fracturas y suplir estructuras tendinosas o meniscales. Está claro que a estas ventajas hay que sumarles otras como su gran disponibilidad en los bancos de tejidos, además de poder incluir superficies articulares y estructuras capsulotendinosas, lo que facilita la reconstrucción de las articulaciones.


Pros y contras

 

Pero también tienen sus contras: "Se osteointegran peor y con más lentitud y tienen muchas complicaciones cuando son de gran tamaño. Entre ellas, que se pueden romper, no unirse al hueso receptor, infectarse o rechazarse por mecanismos inmunológicos", afirma Luis Rafael Ramos Pascua, de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (Secot) y jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Complejo Asistencial Universitario de León.


Pero el mayor peligro que encierran es la transmisión de enfermedades. "Frente a los órganos contamos con la ventaja de que un paciente que necesita tejido osteoarticular no corre peligro de muerte, solo tratamos de mejorar su calidad de vida. Por ello, podemos extremar al máximo la vigilancia para que los aloinjertos sean seguros tanto biológica como bacteriológicamente lleve el tiempo que lleve", afirma Valencia. De hecho, según las recomendaciones de las distintas asociaciones de Bancos de Tejidos (la americana, la europea y la española, desde 1994), el objetivo fundamental de un BHT es "ofrecer injertos seguros y libres  de enfermedades transmisibles sin aumentar el riesgo propio de la cirugía para ofrecer mayor calidad de vida al receptor".


Así, estos se encargan de la obtención, procesamiento, preservación y almacenamiento de tejidos humanos con vistas a su distribución para su aplicación clínica como aloinjertos. Además, deben de carecer de ánimo de lucro. De ahí que las Comunidades Autónomas establecen los precios de cada pieza. Por ejemplo, en Madrid una cabeza femoral cuesta 759 euros. 


De donante vivo o cadáver


Los aloinjertos pueden ser de donante vivo –los pacientes quirúrgicos sometidos a reemplazo primario de cadera que deseen donar la cabeza femoral que se les corta– o el donante cadáver por muerte cerebral o parada circulatoria. "Ahora en el HUFA estudiamos también la viabilidad de poder almacenar los huesos donados tras una operación de prótesis de rodilla, porque aunque en ese caso se obtiene menor cantidad, el gran número de operaciones de este tipo podría ser una buena fuente para el BHT".


Para poder coger el tejido óseo en el caso de un donante cadáver, hay que esperar primero a la extracción de los órganos que haya donado. Llegada la hora, cada pieza es inspeccionada, medida cuando procede y sometida a unas pruebas (hisopadas). Después, son lavadas con una solución antibiótica y embaladas con un material inerte, impermeable, estéril y resistente al frío. Por último, se identifican con precisión y se congelan.


¿Hacia dónde apunta el futuro?

Desarrollar materiales que se fijen mejor al hueso y también que se desgasten menos. "En el campo de los homoinjertos y biomateriales, los avances se refieren a la mejora de las propiedades de unos y otros para estimular la formación de hueso (osteoinducción), a los cultivos celulares y al desarrollo de matrices que mejoren el papel de soporte o trama para la reparación ósea", explica Luis Rafael Ramos Pascua, miembro numerario de la Secot. Técnicas quirúrgicas que permitan colocar una prótesis sin lesionar nada los músculos y tendones que la rodeen. "De este modo, el paciente se recuperará antes y mejor de la cirugía", afirma Javier Martínez Martín, Jefe de Área de Cirugía Ortopédica, Traumatología y Rehabilitación del Hospital Universitario Fundación de Alcorcón. Según Ramos, lo ‘último’ hoy en día podría ser, en el caso de los autoinjertos, la mejora de técnicas quirúrgicas complejas, como puede ser la de los trasplantes óseos vascularizados o el transporte óseo (movilización progresiva de un segmento de hueso). Regeneración de tejidos desgastados, aunque esto se trata de un futuro todavía muy lejano, según apunta el doctor Martínez. "Las nuevas investigaciones, sin duda, apuntan a la medicina regenerativa y a la ingeniería tisular, con la terapia génica en el horizonte", añade el doctor Ramos.Volver a suplemento de salud.