Aunque la reducción de peso que se produce con dietas que prescinden de los carbohidratos sea importante durante los tres y los seis primeros meses de tratamiento, las alteraciones que pueden producir en la salud son caras.

Un reciente estudio ha demostrado que puede conllevar subidas de colesterol, gota y cálculos renales, entre otras dolencias. Una dieta hipocalórica convencional, variada (que incluya todos los alimentos) y equilibrada, con una cantidad adecuada de proteínas, grasas e hidratos de carbono, en la que se reduzcan las raciones consumidas, pero se mantengan las proporciones, acompañada de ejercicio físico, es la forma más saludable para perder peso. Menos rápida, pero más segura.

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