Garras

–Escucha, te vas a quedar pasmado. –Irrumpió Ramiro buscando la atención de su primo José.

–Tranquilo, vaya cara traes.

–Me ha contado el abuelo una cosa que seguro no sabrás.

–Dispara, si es del abuelo valdrá la pena.

–¿Sabes esos tres pinchos enormes que hay en el paseo de la Constitución?

–Sí, claro. ¡Arrea! Dime qué pasa.

–Cuenta el abuelo que hace tiempo un enorme dragón llegó a Zaragoza, no se sabía de la existencia de un ser tan temible. Poco antes de que arrasara toda la ciudad, un grupo de valientes organizó un ataque contra el bicho y consiguieron matarlo. Hubo que trabajar mucho para reconstruir los daños y, para recordar semejante gesta, le cortaron tres garras y decidieron colocarlas a la vista de toda la ciudad.

–¡Ostras!, el otro día nos contó el maestro que simbolizaban los tres poderes del Estado recogidos en la Constitución, y que por eso dan la bienvenida a dicho paseo.

–Pero tú a quién vas a creer, ¿al maestro o al abuelo?

–Tienes razón, se lo contaré al maestro.

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