Loreto

Me alegraba verte llegar. L’Aínsa era otro contigo. Te convencí de ir al bosque y te escondí.

Luego empapelaron la plaza con tus fotos y unas letras grandes: DESAPARECIDA. Pregunté a mai y dijo: ojalá no tengas culpa zagal. Vinieron a buscarme, saben que nadie conoce este trozo del Pirineo como yo. Al principio yo no quería matarte, lo juro. Pero cuando te puse las manos en el cuello y empecé a apretar, sentí tu piel en mis dedos y no pude parar, me gustó verte tumbada, te besé, te toqué y pude olerte.

Dicen que soy tontolaba. Recuerdo a tu hermano gritándome SILLY. Decías que en inglés es silla pequeñica, pero sonaba a insulto, me conformaba, porque lo decías tu Loreto.

Por eso me entraron esas ganas de enterrarte cerca al abeto. Cuando caiga la noche volveré, te cantaré una canción. Envolví tu cara en una bolsa, estás en el fondo de la tierra, abrigada con tu chaqueta roja. Ya no seré el tonto del pueblo, ahora eres mía para siempre.

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