¿Qué somos?
¿Qué somos?, me preguntas. Pues verás, porque empezamos siendo íberos, pero de eso ni nos acordamos, y nos llamábamos Salduba cuando apenas fuimos un poblado. Y caímos en el olvido, hasta que alguien nos encontró como antídoto de su hartazgo. Y nos hicimos fuertes, bajo un ejército de romanos. Y ellos nos bautizaron Caesar Augusta y nos amurallaron. Y dejamos de ser un poblado, pero éstos también se marcharon, y los Banu Qasi nos reconquistaron mediante fuentes y palacios allende de nuestro primer casco. Luego fuimos capital de un Reino, de un Aragón cristiano, y nos migraron, entre otros, a arrabales como el de San Pablo. Y el paso del tiempo, transformó a nuestros nobles antepasados: primero en papel de licenciados, luego en héroes sitiados, para más tarde reconvertirlos en modernos industrializados.
¿Y hoy dónde queda nuestra gloria? No te apures, que algún día tendremos el honor de ganar otra Recopa. Hasta entonces, sólo seremos el polvo que se lleva el viento.
