Perséfone o la vida

Subida en el puente de Hierro parecía una estatua entre la bruma, pero cuando dio un paso hacia delante, la efigie se desvaneció y surgió Perséfone cobrando vida. El vuelo fue ligero, y aunque el vestido elegido pareció perder su forma y estúpidamente se elevó hacia arriba, no había duda alguna en la caída… Irrumpió en el agua a modo de espada que atraviesa la carne del enemigo, desgarrando el tejido e hiriendo de muerte. Después dejó hacer al Ebro, hasta que una dulce sensación de frescor se introdujo por sus pulmones y la llevó a un sueño eterno y reparador.

Se despertó sobresaltada, empapada en sudor. El reloj marcaba las cinco de la mañana, giró la vista y al verlo a él supo que había llegado el momento de encarar su enfermedad sin desesperación, tranquilamente y sin dejar a nadie atrás…


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