Revelación

A Lucía no le hacía ninguna gracia tener que desplazarse a otra provincia, dejando a sus amigas en Zaragoza en plenas vacaciones, pero la abuela había fallecido, la casa iba a ponerse en venta y toda la familia debía desplazarse al pueblo para ello.


No iba a ser tarea fácil, era enorme, antiquísima y además la rodeaban todo tipo de chismes y murmuraciones. Por el desván andaban Lucía y sus primos, buscando algo con lo qué entretenerse, cuando uno de ellos exclamó: "¡Ostras! , ¿quién ha escrito en la pizarra?". Había una vieja pizarra entre los trastos viejos y alguien había escrito en ella: "No nos fuimos, nos ejecutaron". Toda la chiquillería salió del desván despavorida. Se decía que la casa había sido construida sobre las ruinas de un antiguo monasterio, cuyos monjes habían desaparecido de la noche a la mañana sin dejar rastro.

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