Y las grullas partieron un año más

Si alguien hubiera dicho a Fina Soto que podría verse obligada a ausentarse de su cita anual, no lo hubiera creído. Nunca, desde que era una niña, ha faltado una primavera a la partida de las grullas de Gallocanta. Y precisamente ha sido hoy el día el elegido por Marisol para la boda. Y claro, va a ser la madrina.

-Pues lo siento, dice, yo no voy a faltar a este acontecimiento que espero durante tantos meses. Al fin y al cabo es la segunda boda de mi hijo y quizá no sea la última. Además, seguro que llego a tiempo.


Vestida de seda carmesí y con sus zapatos de fino tacón, se agazapa en el hide de la laguna pertrechada con los prismáticos y la cámara fotográfica. Y sonríe un poco entristecida mientras despide a las aves que van remontando el vuelo y parten hasta el próximo otoño. Poco a poco desaparecen allá por el horizonte.

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