Una fácil elección

Con once años, cuando te dicen: “Tenemos que cambiar de ciudad porque le han ofrecido a tu padre un puesto mejor en Madrid”, no eres muy consciente de lo que vas a dejar atrás, de hecho incluso te hace ilusión eso de conocer a nuevos amigos.


Después de cinco años, es decir cuando ya tenía dieciséis y un primer amor de adolescencia, ese que piensas que va a ser el amor de tu vida y el padre de tus hijos, entonces ya no te hace ninguna gracia cuando de nuevo viene tu madre y te dice: “Nos vamos a vivir a Albacete”.


Pasaron varios años y fuimos fuertes, aunque lo que era fuerte sin duda era nuestro amor. Ahora había que tomar una decisión importante…dónde echar anclas. Entonces, rascando en mi corazón lo tuve claro.


Había una ciudad que sin duda tenía grabada en el alma, la que en la distancia añoraba, desde su acento, hasta sus jotas… ¡ZARAGOZA!

Y aquí estamos, mi madrileño (que ya tiene más acento aragonés que yo) y nuestros tres hijos disfrutando de nuestra ciudad y con la intención de no mudarnos nunca más.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión