La visita

A. telefonea a su hermano E. que vive en una urbanización situada en la carretera de Logroño, pasado Pikolin. Es tarde de domingo. Le pregunta si puede ir a su casa a tomarse una cerveza. E. le contesta que por supuesto que sí. Cuando cuelga el aparato del teléfono, su mujer, B., le pregunta qué quería su hermano. "Quiere venir a verme y tomarse una cerveza conmigo", le informa.


"Qué raro me parece esto, nunca lo ha hecho", opina B. "No veo nada raro en que quiera venir un rato a casa", contradice él. El matrimonio se encuentra en la cocina, merendando mientras ven la televisión. "¿Qué piensas?", interroga E. "Creo que tu hermano viene a pedirte dinero. Lleva un tiempo en el paro, no busca ya trabajo, además de que es es un vago y un inútil".


A E. sus palabras le golpean en lo más íntimo. "Eres injusta y una mal pensada. Mi hermano nunca me ha pedido dinero, solo trabajo". "Y ya viste el resultado". Guardan silencio hasta que al cabo de unos minutos suena el timbre de la puerta. A. besa en las mejillas a su cuñada y abraza a su hermano. Se sientan en el salón y E. saca unas cervezas y unos platos de saladitos. "¿Qué tal estás?", se interesa por su hermano. "Estoy bien, por fin he encontrado trabajo, no es gran cosa, un contrato de un mes para hacer tareas administrativas, pero menos es nada", notifica.




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