Sant Chorche, la pluma y el rosal
Cierto día de primavera un feroz dragón intimidó a los santos poderes de Sant Chorche mediante un estruendo soplo que trajo a la más fértil pradera todas las princesas del reino de Aragón para que presencien la gran batalla contra este héroe.
Sant Chorche con su escudo y fiel espada de puro oro retó al temible dragón y puso en la mano de cada una de las damas una hoja y una pluma dorada para que puedan relatar estos hechos históricos.
Cuando los ilustres caballeros del reino llegaban a conmemorar este día tan especial; en el camino de buscar a sus princesas no podían más que sentirse atraídos por el rojo intenso de las flores, y agachados las iban cortando una a una para luego de rodillas entregarlas a sus amadas damas.
A su vez, las damas en agradecimiento a sus corteses caballeros les tendían banderas de soberanía y, recordando a Sant Chorche que de la sangre del dragón hizo un rosal, les entregaban las hojas llenas de escritura ya convertidas en libros que narraban lo acaecido.