El guiñote y las gallinas
Dícese de un yayo que bailaba jotas en la laguna de Gallocanta, bailaba y cantaba mientras la yaya segaba la hera.
Dícese de ese yayo que jugaba al guiñote, y llevaba la propina ganada en "la oficina" para comprarle gallinas a la yaya.
Dícese de esa yaya que preparaba con alegría la tortilla de huevos de esas gallinas. Y juntos se entonaban, palmero de vino en mano, mendrugo en la otra, contándose el día.
Pasaban los días para Pilara y Mariano, los yayos más yayos de toda la laguna, él a su guiñote y ella a sus gallinas, y muy animados se fueron al pueblo de al lado a bailar la jota encantados.
Cuánto cuento con tanto encanto, que nuestros yayos ganaron y donaron su premio al poblado. Y con este cuento acabado, gallinas comieron y en su laguna para siempre vivieron.