​Amicitia

Bajo el sol de abril me dejo llevar por la dulzura del calor. El viento del Moncayo no es brisa, sino fuerza que aviva la voluntad y empuja a la vida. Música dulce de juncales que se mecen. La primavera en Aragón es estación de saltos, como la vida. Escucho la radio. Una voz aterciopelada, embiste mi mañana con una delicada frase: la belleza es invasora.


Decido que mi historia sea bella. En mi memoria, tardes cálidas y carretera de Mallén a Cortes, mi encuentro con Susana. El primer recuerdo, trabajo y conciliación: su tranquilidad con mi revoloteo permanente. Paseos malleneros contándonos nuestras jóvenes vidas bajo soles de ilusión. La alquimia funcionaba. Se producía el milagro, tal vez inagotable, de la amistad.


Hoy, treinta años más tarde, un chat compartido, con sede en Tarazona, nos fortalece. El sol se ha ocultado, dejando destellos rosas sobre el Ebro, que nunca se llevará esta pequeña historia que viste las orillas del alma.


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