Diluvio radiactivo

Ya están todos apretujados en este enorme congelador de Mercazaragoza en asolador silencio. Y esa maldita gota, martilleando rítmicamente los segundos, cada vez que entro a clasificar. ¡Plof, plof!


¡Dios mío, no puedo! Creí que conseguiría cumplir el encargo… pero ahora... ¡me estoy rajando!


La pareja de pulpos me costó poco, al fin y al cabo se comen…las iguanas… menos... ¡inmundos reptiles! Insectos y aves sin problemas… ¡No tienen cerebro!

Pero cuando me tocó atrapar al primer mamífero se me pusieron de corbata… El majestuoso lince de “la cuniacha”…, la perrita preñada… ¡Me miraban suplicantes que no los lanzara vivos al nitrógeno líquido!


Tengo que dejar de pensar… La nube tóxica se acerca y queda poco tiempo. No es momento de tener escrúpulos,…mi deber es salvar a dos de cada especie, aunque sea congelados.


Ya solo faltamos yo y…

-Hola preciosa, no trabajes tanto. Ven conmigo, que te invito a un café.