Cruel esclavitud

Péseme cruel esclavitud. De las andanzas sostenidas en mi propia sabiduría. Acabasen con el temperamento de un espíritu atribulado. Noches infortunas destruyentes del cuerpo envejecido, llagado al extremo con llanto desaforado. Sitúeme usted en albores de tierra blanca, con el alma destrozada hasta el exterminio. Huesos fracturados pormenores filosóficos. Sofócame la virtuosa decadencia en palabras mudas, enceguecidas carentes de papel y pluma, no del apasionado mundo imaginativo de las desgracias acontecidas. No de la falsa impresión me otorgase la historia. Noviciado en Aragón con ilusas irrealidades. Desterrado al exilio de una muerte vivida sin morir. Resucitase yo en tiempos de modernidad, donde exaltasen la imprudencia de costumbres arraigadas, pueriles, pasionales e indecentes. Sería mayor la pena acaecida en mi corazón, muriéndome queriéndolo, eliminando ansiosas frases burlescas de brutos enemigos, sendos idiotas e ignorantes, en su beneplácito desmedido por la hostilidad.


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