¿Dónde estoy?
-¿Dónde estoy? ¿Qué es ésto?.
-En los Monegros, tu desierto -dijo una voz, cuyo cuerpo no pudo ver Juan.
-¿Quién me habla?.
-Yo, que soy tú.
Juan miró hacia el cielo y un duro sol del estío pareció quemar sus ojos. Pensó: he cogido una insolación.
-¿De qué insolación hablas? -contestó la voz-. Pediste al genio ver cómo eras en realidad y te mandó a tu interior, mi interior. Aquí estamos, dentro de nosotros; ésto es lo que somos: un desierto sin vida. ¿Acaso esperabas que tu interior fuera como la vivaz Sierra de Albarracín? Si quisiste saber qué llevabas dentro era porque algo negativo sospechabas.
-Tengo que salir de aquí.
-Sólo hay una forma: transforma el desierto en bosque.
-No es posible, tardaría siglos.
-Sí lo es. Siente la vida de la naturaleza, recuerda tu infancia en Benasque, sus montes, animales y arroyos.
Juan pensó en ello, volvió a aquellos momentos; algo sintió dentro de sí y diversos árboles empezaron a medrar por todo el desierto que pronto dejó de serlo.
Entonces, despertó.
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