Tuber Melanosporum

Sale de la aldea a oscuras. Hace frío pero un año más su ilusión permanece intacta. Perla le acompaña correteando feliz. Sube a la colina y cruza aprisa los campos de este maestrazgo turolense. Bajo un roble saca de su morral unas avellanas y toma un trago de vino para entrar en calor. El sol ya está alto cuando ve la vieja encina. El animal, que ha ido olfateando todo el camino, corre ahora acercándose al árbol vetusto, aquel que, año tras año, espera paciente su visita –busca Perla, busca- La perra se mueve intranquila hasta que localiza el lugar. Escarba feliz. No se ha hecho esperar. Allí está su tuber melanosporum.

José entra en el viejo caserón sin llamar. La mujer, que está atizando el fuego, le pregunta con la mirada. Cuando lo ve sonreír sabe que ha conseguido su propósito. Fríe unos huevos a la lumbre y los acerca a la mesa. Él saca su navaja y deja caer sobre el plato unas finas virutas de la primera trufa negra silvestre de la temporada.


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