El capote de Manolete

Su cuerpo está atrapado en la cama de un hospital, su mente tiene ramalazos de lucidez y se engancha a la vida a través de una bombona de oxigeno. Esa mujer que se va poco a poco y en silencio a sus casi 89 años de edad es la misma que siendo muy joven y junto a su madre le bordo un capote a Manolete. Sus nietos han oído contar la historia cientos de veces. Y ahora contemplando la puesta de sol a través de una de las ventanas del último piso del hospital y recuerdan.

Fue para una Feria del Pilar de hace 71 años cuando Manolete estrenaba ese capote de paseo que con tanto amor y sabiduría habían bordado en una pequeña casa del barrio de las Tenerías. Los bordados de plata daban colorido a una tarde gris en la Plaza de Toros de La Misericordia.

Amalia es bordadora desde siempre. En su memoria siempre se recuerda con una aguja e hilo en la mano. Desde que de niña entrará a trabajar de ayudante en una tienda de telas en el Coso se ve a sí misma ayudando a su madre a tejer y bordar en su pequeña vivienda.

Algunas personas pasan de un modo intranscendente por la vida pero la bordadora no es de esas personas. Ella ha hecho muchas en su vida, pero sin duda por la que siempre le recordarán sus nietos es por la historia del capote,



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