Más que palabras

¿Por qué callas? Alrededor otros presumen y avasallan, pero tú no eres así. Los ojos extraños pasan de largo, te ignoran, aunque a mí no me engañas. En ti he nacido, conozco ese silencio discreto que resalta tu figura. Cabellos de nieve y frente ancha, marcada de azules venas. Rostro de peña y roca, que muestra las cicatrices de tu historia. Lo surcan arrugas de heroísmo y sufrimiento, huella imborrable de tu carácter aguerrido e impetuoso.


La primera impresión es de rudeza, pero tu dureza es suave ternura que aúna amor de padre y madre. La nariz, fina y delicada, ensalza la majestuosa expresión de tu rostro, y encuentra el contrapunto en la leve sonrisa picarona que siempre dibujan tus labios. Pero son sobre todo tus ojos los que me cautivan, porque a través de ellos se desborda como torrente tu alma. Su tonalidad es indefinida, verde o parda, de amarillo vivo o cobrizo, azul de cielo infinito. No puedes callar porque tus ojos cantan y hablan más que mil palabras.