Poco querida

Soy originaria de Madrid pero he pasado la mayor parte de mi existencia aquí. Recuerdo que llegué en el AVE, lo hice en compañía de un ejecutivo, un tipo con humos que solo hacía caso de su teléfono. Fue llegar a Zaragoza y librarse de mí. Por suerte apenas tuve que esperar a que un tipo me recogiese, era un señor mayor, un jubilado.


Pasé la noche en su casa, tranquila, no obstante no me quise hacer ilusiones, y menos mal porque al día siguiente me abandonó en un tugurio de mala muerte donde vació sus bolsillos en las tragaperras. No me lo esperaba de él.


Pasó un tiempo hasta que otro tipo me llevó consigo, en su casa descubrí a otras como yo lo cual me sorprendió. No, no era mal tío, es cierto que jugó conmigo pero no le di importancia, en el fondo me hacía sentir especial. Pero resultó que el tipo tenía una relación, y un buen día su pareja me descubrió y, sin decirle nada, me sacó de su casa y me cambió por tabaco, como lo cuento.


Es duro ser una moneda, la gente ni se lo imagina.