Y de repente apareció

Y de repente apareció ella de entre las tinieblas, imponente sobre un pilar de mármol, con su mirada dividida entre dos mundos, a través de la cual se podía adivinar un alma limpia y un corazón puro.


Fue en ese mismo instante cuando me cercioré de que todo lo que había perseguido hasta entonces no carecía de sentido y solamente me hicieron falta tres segundos para dar fuerza a esa causa por la que estaba entregando mi vida. Se podría decir, que fue entonces cuando conseguí dar forma en mi cabeza a ese sentimiento tan complicado que se llama amor.


Y de repente desapareció, un suspiro, un segundo, ni siquiera intercambiamos palabra alguna, fue como si el mismo Dios se hubiera cerciorado de que ella no podía estar allí, entre nosotros, y se la llevo de nuevo a su lado.


Hace dos mil años ya que se dio este hecho y todavía hoy nos sigue transmitiendo la misma fuerza para luchar por nuestras causas a todos los que nos sentimos hijos de esta tierra.