Identidad

Después de abandonar el hotel, Benet se preparó para iniciar el retorno. Cinco horas de coche en compañía de su pareja. Las vacaciones de sol y playa se acababan, debían volver. Deseaba llegar de una vez y disfrutar de sus dos últimos días festivos. Iban a ser muy relajados, los dedicaría a descansar de verdad. Le gustaba viajar, pero para él, el verdadero relax se conseguía en su piso, sin nada que hacer.


Cuando hubieron vencido las primeras dificultades de la ruta, Benet se sintió seguro. A partir de ese momento la vuelta sería amena y tranquila. Comenzaron a descontar horas para la llegada. En uno de esos momentos de silencio que se dan en los largos trayectos en coche, repasó mentalmente los mejores recuerdos que le quedaban de lo vivido durante la semana.


En eso estaba, cuando al doblar una curva el paisaje cambió, aparecieron grandes territorios deshabitados, las montañas limitaron el horizonte y el cierzo comenzó a soplar con fuerza. Habían llegado a Aragón. Estaban en casa.