La firma de la muerte

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Como hace 400 años, una nueva asesina en serie corría libre por el Val de Arán. En otros tiempos se envenenaba con pretexto de robo, ahora por nuestras calles surge en la noche una mujer que castiga con la muerte.

Huyendo, la mujer se adentró en la provincia de Huesca, oculta por las sombras que irradiaba la luna menguante que a esas horas dominaba el cielo. Armada con una daga asida a un cinto; sus pasos rápidos la llevaban a buscar nuevas vidas que robar.

¿Qué motivos tendría para matar? No lo sabremos, pero allá donde pasaba dejaba una estela de cadáveres, firmados con un “signum regis” tallado en la piel. Nunca nadie hallará nada.

Y hoy, más oscura la noche todavía, nuestra dama sangrienta, se aparta, quita el velo que cubría el misterio y se desnuda ante todos para mostrar su obra.

Hoy leemos: Anoche, la asesina en serie aragonesa, se colgó de un árbol, con su propia “firma” en el pecho y en su vientre escrito: “Amante de la muerte, liberadora de temores”.


Mª Amparo Quiles Hernández