Su última oportunidad

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"¡Tocan jotas! ¡ La gente las canta alegre por las calles! ¡ Terminó el bombardeo ! ¡Don Cosme, los franceses se retiran! ", irrumpió gritando en la alcoba el pequeño Jorge. Enmudeció al contemplar como el desnudo y joven cuerpo de sor Angelines se incorporaba de un salto, recogía apresuradamente sus hábitos y con un semblante demudado por la culpa acusaba a su amante: "¡Me asegurasteis que la ciudad iba a capitular y que al amanecer los franceses nos matarían a todos!".

Una sonrisa maliciosa asomó en el rostro de Don Cosme, mientras tumbado en la cama contemplaba despreocupadamente su sotana tirada en el suelo.

David Lacort Beltrán