El deseado

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Era la primera vez que veía con sus pequeños ojos a un grupo de humanos. Yo entre ellos. Lo sacaron envuelto en una suave toalla blanca de una caja especial. Su hogar durante sus primeros 20 días de vida. No podíamos hacer ruido. Hasta respirábamos con cuidado y protegidos por una mascarilla.


Vimos una bolita de pelo gris de casi un kilo, como un peluche, y muy inquieta. Imposible recordar la sensación al salir del vientre de mi madre, pero seguro que estaba tan asustada como él. Intentaba escapar.


Sin embargo, sus fuertes patas en apariencia, todavía eran débiles. Se calmó y nos desveló su cara; en la nuestra se dibujó una sonrisa temblorosa. ¿Vivirá? Le hicieron un chequeo. “¡Perfecto!” dijeron.


En unas semanas será trasladado a Ordesa. Hoy no se conoce ni su sexo, ni su nombre. Pero ese quebrantahuesos, esa cría nacida en cautividad en La Alfranca, aporta una esperanza más para la continuidad de esta especie en peligro de extinción. Es el deseado o deseada de muchos y por muchos.


Raquel Roselló Félez