TOROS

Decepcionan los 'Cuadris'

Los toros de Celestino Cuadri resultaron descastados y deslucidos a pesar de la generosidad con que los lidió la terna y con que los jaleó parte del público.

El último capítulo 'torista' de la Feria del Pilar se saldó con una nueva decepción, esta vez de parte de los toros de Celestino Cuadri, que, salvo el cuarto, resultaron descastados y deslucidos a pesar de la generosidad con que los lidió la terna y con que los jaleó parte del público.


FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Celestino Cuadri, sin aparatosidad en las cabezas y, aunque de desigual volumen y altura, todos con mucha caja y sueltos de carnes. Corrida descastada y deslucida, salvo el fiero segundo y el alegre, noble y flojo cuarto.


Javier Castaño: tres pinchazos, estocada tendida y seis descabellos (silencio); y cuatro pinchazos y descabello (ovación).


Luis Antonio Gaspar "Paulita": pinchazo, estocada chalequera, pinchazo y estocada atravesada (silencio); y tres pinchazos y estocada (ovación tras aviso).


Iván García: pinchazo y estocada chalequera (silencio); y pinchazo, estocada atravesada y descabello (silencio).


Entre las cuadrillas fue muy ovacionada la de Javier Castaño en la lidia del cuarto: el picador Tito Sandoval, Marco Galán en la brega y David Adalid y Francisco Javier Rodríguez con las banderillas.


La plaza registró menos de media entrada.

Toreros generosos

Todo se les hizo a favor a los "cuadris". Una terna de espadas con pocos contratos y en difícil situación en el escalafón tuvo la generosidad de lucir a los voluminosos toros onubenses para disfrute de la sección "torista" de la afición zaragozana.


Pero ni aun así obtuvieron apenas los toreros una respuesta positiva de un encierro básicamente descastado, ni tampoco un mínimo agradecimiento de un público que quiso ver más las pocas virtudes de los animales que sus muchos defectos.


A todos los toros se les colocó de largo frente al picador para que pusieran de manifiesto su presupuesta bravura. Y si alguno se arrancó con alegría, como el cuarto, o derribó aparatosamente, como el segundo, el resto no empujó con celo en el caballo, cuando no salieron sueltos o huidos del castigo.


Después de poner en exagerados apuros a las cuadrillas en los tercios de banderillas, casi todos llegaron al último tercio con la raza o las fuerzas bajo mínimos, con descastadas e insulsas embestidas que restaron emoción a lo que les hicieron los toreros. Para colmo, los tres espadas dieron un auténtico recital de pinchazos y feas estocadas para darlos muerte.


De la quema solo se salvó el cuarto de la tarde, un toro altote al que Javier Castaño y su cuadrilla ayudaron de principio a fin. El de Cuadri se arrancó de largo y con mucha alegría a los tres cites del picador, pero sólo en el último estuvo suficientes segundos bajo el peto como para recibir un puyazo entendido como tal.


Poco castigado, se dejó banderillear con lucimiento y, en medio del desmedido entusiasmo "torista", Castaño le hizo una faena templada y poco exigente aprovechando su docilidad. Con todo, fueron varias las ocasiones en que el toro se afligió y cayó a la arena, sin que desde el tendido se escuchara ni una sola protesta.Castaño falló con la espada

Falló Castaño con la espada, como fue tónica de la tarde, y todo quedó en una ovación para quien, tanto o más que el toro, había conseguido levantar por un momento los ánimos de los partidarios de la ganadería.


Sólo el segundo fue un verdadero toro "torista", a tenor de la compleja fiereza que desarrolló en los primeros tercios, pero quedó en poco una vez que "Paulita" se la aplacara en una aseada faena.


Con el resto descastado de la corrida, ni Paulita ni Castaño consiguieron brillar, muleta en mano, ante sus otros toros, mientras que Iván García, que toda la tarde se empleó con temple, criterio y una rica variedad con el capote, no pudo arrancar ni un olé en dos correctos trasteos frente al lote más deslucido.