Un viaje al corazón del Pirineo

La oferta de ocio del valle no se reduce en invierno. Desde deportes de aventura, balnearios, planes para niños..un sinfín de propuestas para toda la familia.

Ubicado en el centro del Pirineo aragonés, flanqueado por las cuencas del Aragón y de Benasque, el valle de Tena se configura como un destino turístico de gran riqueza natural y patrimonial. Para los amantes de la naturaleza y los animales, para los que buscan emociones fuertes a través del deporte de aventura, para los que aprecian el arte románico que ha soportado el paso del tiempo, para los que buscan un plan de relax después de una intensa jornada de esquí...En este valle existen propuestas de ocio para todo tipo de públicos.

Los pueblos del valle

Puentes medievales y romanos, fachadas con históricas portadas y escudos tallados en piedra e iglesias de estilo románico y gótico forman parte del conjunto artístico de los diferentes pueblos que conforman este valle, entre los que destaca Lanuza, Sallent de Gállego, El Pueyo de Jaca, Escarrilla, Biescas, Tramacastilla de Tena o Sabiñánigo.

Pasear por las calles de los pueblos del Valle de Tena permite descubrir también la característica arquitectura de la zona, con grandes muros de piedra y tejados de pizarra de fuerte pendiente, para favorecer la caída de la nieve.

Reserva de la biosfera

?????El amplio territorio que abarca este valle fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en el año 1977, siendo una de los primeros reconocimientos de este tipo otorgados en España. Este espacio de más de 51.000 hectáreas abarca la antigua Reserva Nacional de Caza de Viñamala y el primitivo Parque Nacional de Ordesa, que comprende los municipios de Biescas, Fanlo, Hoz de Jaca, Panticosa, Sallent de Gállego, Torla y Yesero. Conocida como Ordesa - Viñamala, esta reserva es una de las mejores representaciones de los ecosistemas de montaña del Pirineo, en la que se encuentran además varias figuras protegidas, como los macizos de Balaitús, los picos del Infierno y el pico Viñamala.

Sarrios, águilas reales, quebrantahuesos, nutrias y jabalíes son algunas de las especies más comunes que habitan este dominio natural. Para todos aquellos que no se consideren con la paciencia suficiente que requiere disfrutar de la fauna en su estado salvaje, el Parque Faunístico de Lacuniacha, en Piedrafita de Jaca, es la opción perfecta, pues allí viven, en semilibertad, especies propias de la zona y de otros lugares montañosos del planeta, como el reno, el bisonte o el caballo de Przewalski. Además, existen varias rutas ornitológicas que permiten descubrir las diferentes aves que habitan el valle a lo largo del año.

Conocer los árboles monumentales y singulares que viven en esta zona es otra propuesta muy interesante para los amantes de la flora y de la fauna, y que se puede realizar tanto en invierno como en verano, disfrutando así de los cambios de paisaje que estas especies viven con el paso de las estaciones. Los robles de San Juan de la Peña, con más de 350 años; el Pinsapo de Biescas, de más de 17 metros de alto; o el pino Cambillón, cerca de Sallent, son algunos de estos monumentos naturales que bien merecen una visita.

Ruta del Serrablo

Las iglesias de San Bartolomé de Gavín, San Juan de Espierre, Otal, Basarán, Susín, Orós Bajo, Oliván, San Juan de Busa, Lárrede, Satué, Isún, Arto, Lasieso y Ordevés conforman la Ruta del Serrablo, un recorrido por los templos construidos en los siglos X y XI en la vertiente izquierda del Gállego, pues en esta zona se encontraba la vía romana que comunicaba Huesca con el Valle de Tena.

Seguir esta ruta permite descubrir lugares llenos de encanto y tranquilidad y hacer un viaje a tiempos medievales, disfrutando de las singularidades y peculiaridades de este estilo artístico, que se debate entre el románico y el mozárabe.

Turismo activo

A la gran oferta de esquí del valle, tanto alpino como nórdico o de travesía, se añaden otro sinfín de propuestas de ocio y deporte al aire libre con las que disfrutar en cualquier estación del año, si bien es cierto que algunas –como el barranquismo, la escalada o el rapel- son más recomendables en la época estival.

Las diferentes empresas de turismo activo del valle ofrecen propuestas muy variadas para disfrutar de la nieve, como las rutas con raquetas, las motos de nieve o los trineos tirados por perros. También el parapente o el heliesquí se configuran como las actividades perfectas para los amantes de las emociones fuertes, mientras que las andadas acompañadas de guías o los paseos a caballo son las opciones ideales para los que buscan un plan más tranquilo.

Dentro de las rutas senderistas, destacan las que permiten conocer los ibones de Anayet, Respomuso y Piedrafita. En caso de hacerlas en invierno, conviene recurrir a guías y expertos del montañismo, además de tener muy en cuenta la climatología y contar con material especializado para este tipo de travesías.

El valle de Tena es también un espacio de referencia para la práctica del ciclismo, a través del ‘Espacio BTT Pirineos Alto Gállego’, un proyecto deportivo-turístico puesto en marcha en 2012 por la comarca del Alto Gállego.

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