Con la casa a cuestas por vacaciones

Los desplazamientos en autocaravanas, muy extendidos en Europa, son también cada vez más populares en España. Aquí, sin embargo, hay carencia de infraestructuras.

Equipada para llegar a cualquier punto. Varias camas, nevera, salón, baño y múltiples espacios para guardar enseres... A todo esto hay que añadir una mayor capacidad de maniobra que las tradicionales caravanas.
Equipada para llegar a cualquier punto. Varias camas, nevera, salón, baño y múltiples espacios para guardar enseres... A todo esto hay que añadir una mayor capacidad de maniobra que las tradicionales caravanas.
Maite Santonja

Como los caracoles, los conductores de autocaravana llevan la vida a cuestas. Se trata de una actividad turística que, aunque aún no muy extendida en España y pese a que su práctica despierta no pocos recelos aquí –es probable que lo segundo haya llevado en parte a lo primero–, empieza a despegar en nuestro país. El alquiler de autocaravanas, por ejemplo, es una interesante posibilidad para viajar a distintos destinos cada año sin tener que afrontar costosos gastos hoteleros o hipotecarios. ¿Se imaginan, por ejemplo, despertar en primera línea de playa por apenas 30 euros por persona y noche?


La práctica del ‘autocaravaning’, en todo caso, es aún modesta en España. Según los datos de 2010, el parque nacional se componía de menos de 35.000 vehículos, frente a los 228.000 de Francia o los 239.000 de Italia. Miguel Ríos, presidente de la Plataforma Autocaravanas Autónoma, eleva el parque actual en nuestro país hasta 40.000 "vehículos matriculados y en uso". "Hay que reseñar –enfatiza Ríos– que a estos hay que sumar las 250.000 que visitan España desde el extranjero cada año". Unos turistas que, aunque resulte chocante, en ocasiones prefieren continuar su ruta hacia Portugal o Marruecos "porque ahí hay mejores instalaciones".


Carlos Ariño, del departamento comercial de Caravanas Orly, confirma el interés que despierta un país como el norteafricano para los autocaravanistas. Ariño cuenta que, al menos desde la experiencia de su compañía, la verdadera explosión se está viviendo no tanto en la venta de vehículos como en el alquiler.


En el caso de Orly, los precios oscilan entre los 90 euros al día para una autocaravana de cuatro plazas ‘cámper’ durante la temporada baja –desde octubre hasta mayo, ambos incluidos– a los 185 euros diarios para un vehículo de seis plazas, con el garaje para el turismo del usuario en las instalaciones de la compañía incluido en el precio, durante la temporada alta –julio y agosto–.


"Tenemos cinco autocaravanas reservadas para el alquiler. No más porque la temporada es muy corta y además son vehículos que se renuevan cada dos años, generalmente. Incluyen ducha, váter, frigorífico... Están completamente equipados. No proporcionamos menaje, eso sí, como toallas o sábanas, porque consideramos que es algo más particular", explica Carlos Ariño.


Sobre la conducción en un vehículo de semejante tamaño que vacío pesa más de dos toneladas, Ariño cree que, aunque quienes las alquilan son usuarios con experiencia previa, en general las autocaravanas "se llevan muy bien y tienen todas las comodidades". "Lo normal es que te hagas al vehículo en unos minutos", añade.


Entre otros consejos importantes a la hora de viajar con autocaravana por países de Europa, está el de no olvidar las denominadas viñetas para circular por la red viaria, cuyo coste varía en función del país y la duración del viaje y que se pegan en un lugar visible del interior del parabrisas.

Autonomía limitada

Más en general, y si piensa uno alejarse demasiado del suelo urbano, hay que recordar que la autonomía de un vehículo de estas características es relativamente limitado. El tamaño del depósito de agua oscila entre los 80 y los 120 litros, con lo que cada dos días es probable que haya que rellenarlo. Además, conviene no tener lejos puntos de evacuación de aguas grises (lavabo, ducha y fregadero) y de aguas negras (fecales).


Historia aparte es la del estacionamiento de autocaravanas y la acampada, que son conceptos distintos y que pueden plantear diferentes contratiempos, sobre todo en los cascos urbanos. En el primer caso, y ante los problemas que ponían los ayuntamientos por el mero hecho de aparcar el vehículo, Tráfico tuvo que dejar claro en una instrucción en 2008 que las autocaravanas pueden estacionar "en las mismas condiciones que el resto de vehículos". El próximo reglamento de circulación especificará cómo debe realizarse el aparcamiento.


En el segundo caso, la cosa se complica. La acampada –que implica sacar sillas o mesas al exterior, realizar vertidos o emitir ruidos molestos– se rige por las normativas autonómicas y se constriñe a zonas habilitadas para ello.


En este aspecto es donde España muestra, como destacaba antes el presidente de la Plataforma Autocaravanas Autónoma, sus grandes carencias. "En Europa –analiza Carlos Ariño– es una práctica mucho más extendida que aquí; al igual que a nivel de infraestructuras, como las áreas de estacionamiento. También hay menos cultura en España: parece que a la gente le molesta ver en un aparcamiento a una familia en autocaravana. En Francia es muy habitual, pero aquí viajas al Pirineo y te echan. Por ejemplo, en Formigal solo había un espacio para instalarse y lo han quitado".

Puntos de servicio en Aragón

Según la web areasac.es (Áreas de Servicio y Parkings para Autocaravanas), en la comunidad aragonesa hay poco más de una veintena de puntos dirigidos a este tipo de vehículos:11 en Huesca, 7 en Teruel y otros tantos en Zaragoza.


El reto, ahora, es conseguir que las administraciones se involucren en el fomento de "tipo de turismo que más aporta a la economía local con menos gasto en infraestructuras", en palabras de Miguel Ríos. "Cuando llegas a un pueblo –abunda–, te conviertes en una familia más de ese pueblo. Es un turismo sostenible, y son ingresos para el pueblo. Si me voy al campin, ¿en qué beneficio a la economía local?".

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