La forma de pentágono central característica de la Ciudadela de Jaca es la forma que adoptaron las construcciones de defensa que fueron poniendo a punto los ejércitos españoles a partir del siglo XVI en los territorios que ocupaban. Además de los que ahora forman España, también se incluían los entonces llamados Países Bajos, donde por parte del Duque de Alba, como auxilio de los famosos Tercios de Flandes, se edificaron castillos similares en Lieja o Amberes. En ellos, como el agua era abundante, se inundaba el foso, lo que los hacía más difíciles de asaltar; y también en América, con un fuerte similar en el puerto de El Callao, de Lima (Perú), por ejemplo.

¿Por qué se tomó esta forma abandonando los tradicionales castillos más o menos redondos rodeados de murallas (que es la forma que permite mayor superficie interior para la misma longitud de muralla: lo que pasaba por ejemplo en las murallas de la Zaragoza romana cuyo trazado es el actual Coso)? Pues porque la aparición de la artillería hacía necesario unas paredes más resistentes (las de Jaca llegan hasta los cuatro metros de espesor) y una estructura que permitiera poder hacer disparos cruzados a cada una de las puertas del edificio, además de un espacio libre delante al que poder barrer con el fuego de los cañones. ¡La geometría al servicio de la guerra!

En todo caso, en la Ciudadela de Jaca, construida para defenderse de un posible ataque desde Francia, solamente ha habido en su historia un hecho de armas contrario a su teórica misión: durante la famosa Guerra de la Independencia, en el siglo XIX, la Ciudadela estuvo ocupada por los ejércitos franceses y en ella se defendieron de los españoles que intentaban tomarla. ¡El mundo al revés!

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