Heraldo del Campo

Los ganaderos temen que la llegada de carne estadounidense "desestabilice" el mercado

La Unión Europea y EE.UU. llevan meses trabajando en el tratado de libre comercio, el cual podría traer consecuencias tanto buenas como malas para los productos locales.

Reses en los pastos de El Pobo.
Los ganaderos temen que la llegada de carne estadounidense "desestabilice" el mercado
J. Escudero

El avance en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TTIP) entre Estados Unidos y la Unión Europea está siendo observado atentamente por el sector agrario aragonés. Ambos conglomerados políticos llevan meses trabajando en un acuerdo que permitiría abrir casi completamente el comercio entre las dos regiones, una propuesta que llevaba muchos años en la incubadora, y que ahora ha sido desempolvada por la Comisión Europea.


Aunque las negociaciones aún se encuentran en una fase inicial con la Organización Mundial del Comercio como mediador entre las dos partes, tanto los expertos más críticos como los más favorables a esta idea coinciden en que de llevarse a cabo el nuevo tratado supondría el mayor acuerdo de libre comercio jamás visto. Un nuevo escenario que dispararía las opciones de inversión a uno y otro lado del Atlántico para sus defensores, pero que también podría poner en serios aprietos a algunos sectores importantes, como el agrario, debido a las grandes diferencias en política alimentaria que existen entre EE.UU. y la UE.


“Los sistemas de producción son muy distintos en Europa y Estados Unidos, por no hablar de las grandes diferencias en controles sanitarios, por lo que de abrirse el mercado o una de las dos partes tendría que adaptarse, o se produciría un escenario del que los productores europeos saldríamos perdiendo al tener que invertir mucho más dinero en controles y tener prohibido el uso de muchas sustancias que allí están al orden del día” explica David Solano, responsable de mercados de Uaga, quien cree que el vacuno sería “el gran perdedor de entrar a competir de tú a tú con Estados Unidos”, donde está permitido el uso de clembuterol u otras hormonas del crecimiento prohibidas en el marco agrario europeo.


La importación de carne tratada con hormonas está prohibida en la Unión Europea desde 2003 debido a la normativa europea, la cual, al igual que con la mayoría de los transgénicos, se basa en un criterio de precaución que prohíbe el consumo de cualquier producto hasta que no se demuestre que es totalmente inocuo para la salud. Un baremo que en Estados Unidos se ejerce de forma inversa, permitiendo la comercialización de cualquier producto a no ser que científicamente se demuestre que puede ser perjudicial.


“El clembuterol, por ejemplo, era usado en España de forma común hasta la entrada en la Unión Europea. Hay estudios que dicen que es perjudicial y otros que dicen que no, yo lo que sí que pienso es que la calidad de la carne, al igual que es más barata de producir, también es de menos calidad”, señala Solano.El jamón o el queso, los grandes beneficiados

A esta incertidumbre se suma además la opacidad con la que varias organizaciones y europarlamentarios han denunciado que se están llevando las negociaciones, las cuales de momento solo han involucrado a la Comisión Europea, que no obstante garantiza que aunque se suavicen las condiciones para importar carne, el consumidor seguirá teniendo mediante etiquetado toda la información para saber si el producto proviene de un lugar u otro.


Por contra, el sector agroalimentario tendría como contrapartida un nuevo marco comercial que de suavizarse ayudaría facilitar las exportaciones de productos como el queso o el jamón, que a día de hoy padecen graves problemas para ser introducidos en el mercado americano, curiosamente, también por cuestiones de control.