Los peores amigos invisibles de la historia

A la hora de comprar el regalo para tu 'amigo invisible' ten en cuenta siempre que lo que tú no quieras tener en tu casa, no lo regales a otro.

Quizás comprar el amigo invisible no sea el mejor plan para una tarde de invierno, pero esperar hasta última hora o recurrir a los clásicos quizás pueden ser una opción nefasta a la hora de elegir el adecuado. Huir de los tópicos: bufandas, gorros y guantes debe ser un ‘must’, pero sobre todo ajustarse al precio que se ha puesto como tope y pensar en la persona que va a recibir el regalo quizás sea lo más oportuno en esta ocasión. Pero sobre todo no elijas el típico regalo de los bazares que denota falta de interés.

Aun así, si crees que en algún momento has recibido o has comprado el peor regalo de la historia, quizás los haya aún peores.

- Bolígrafos o gomas de borrar, nunca son una buena opción a no ser que el agasajado sea un fanático de la papelería. Aun así hay diferencias entre regalar un boli bic o elegir uno con un tapón de Darth Vader. Por eso, si has pensado en algo parecido, al menos sé original.

- Sales de baño. ¿En serio? ¿Alguien tiene tiempo de meterse en la bañera y darse un baño completamente placentero? Habrá que pensar si esa persona a la que se regala se concede este tiempo, si no este regalo se convertirá en un recoge polvo en la bañera.

- Calcetines. Nunca recurras a ese pack de seis a tres euros, es preferible que si regalas seas original, todo el mundo ya tiene los suyos en casa. Son aburridos y demuestran poco interés.

- Una figurita de cerámica. ¿Alguien sigue decorando así su casa? Opta por marcos de fotos u otras opciones más frescas. Estas imágenes ya solo quedan en las casas de nuestras abuelas y la realidad es que tan solo son una cosa más a la hora de limpiar el polvo. Lo que no quieras tener en tu casa, no lo compres.

- La batamanta. Pasó de moda, estuvo muy bien, fue muy graciosa, pero los tiempos han cambiado y se ha demostrado que no es útil, además ya no es original.

Pero, sin duda el peor regalo invisible de la historia es aquel que nunca se compra, es decir, aquel que se convierte en invisible de verdad. La persona que tenía que hacerlo se olvidó de comprarlo en su momento y nunca lo ha hecho. Así que la conclusión es: mejor elegir unos calcetines blancos del bazar que nada.

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