Siesta, ¡bendita siesta!

Aunque muchos creen que el origen de la siesta es español, hay que remontarse hasta la antigua Roma para hablar de esta sana costumbre.

La siesta es una costumbre muy sana y beneficiosa para el organismo.
La siesta es una costumbre muy sana y beneficiosa para el organismo.

Aunque son muchas las personas que creen que el origen de la siesta es español, lo cierto es que fueron los antiguos romanos quienes primero pusieron en práctica los beneficios de esta sana y necesaria costumbre que no es 'Made in Spain'.

Según numerosos documentos históricos, el origen de la siesta hay que buscarlo en la Antigua Roma y su división de los días en 12 horas. El comienzo de las horas dependía de la luz y de la época del año, lo que provocaba que las horas del día no se distribuyeran igual en verano que en invierno. 

Según este reloj tan especial, la "hora sexta”  correspondía a la mitad del día. Era la hora central y, sin duda, la más calurosa, y por esta razón, los romanos decidieron que sería el momento para hacer una pausa en sus obligaciones, y reposar y descansar. Pero, si alguien la puso realmente de moda, este personaje fue San Benito, monje y abad benedictino, quien implantó una regla que indicaba que había que guardar reposo  y silencio a “la hora sexta”. Según este abad italiano,  todos los religiosos debían recostarse en el lecho en total silencio para descansar y retomar energías para el resto del día, en el tramo de tiempo comprendido entre las 12.00 y 15.00.

Poco a poco, esta costumbre se extendió y comenzó a adoptarse en muchos otros monasterios. Y el común de los mortales empezó a denominarla “siesta” y a disfrutarla los que podían, que no eran todos, desgraciadamente.

Hoy en día, la siesta se ha convertido en una costumbre española que cada vez la están adoptando más ciudadanos del mundo que han descubierto las ventajas que tiene descansar un rato después de comer, ya que tras la ingesta de alimentos la sangre desciende desde el sistema nervioso hacia el digestivo y esto produce una somnolencia proporcional a la cantidad de alimentos ingeridos.

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