Heraldo del Campo

Acción en grupo para dar valor a un arroz de altura

Nueve entidades de toda la región apuestan por innovar y mejorar la calidad del arroz aragonés para despertar de nuevo el interés de los agricultores por este cultivo.

Un agricultor durante la recogida de arroz en una explotación del Prepirineo.
Un agricultor durante la recogida de arroz en una explotación del Prepirineo.
Heraldo

En los últimos años, el cultivo de arroz en Aragón ha descendido casi un 60% y aunque las razones pueden ser muchas la fundamental es que los agricultores han sustituido este cereal por otros más rentables, ya que el arroz tiene unos costes de producción muy elevados.

Ante esta situación, y con el fin de mejorar la calidad alimentaria y el aumento del valor añadido del arroz cultivado en la Comunidad, surgió hace unos meses el grupo operativo ‘Innovación y mejora de la calidad del arroz de Aragón’.

En estos momentos se encuentra inmerso en la elaboración de un proyecto con el que se pretende, sobre todo, "rescatar el producto y que los agricultores, que ahora están al límite por el coste que supone la producción, vuelvan a animarse y a confiar en este cereal, que en el caso de Aragón tiene un gran valor añadido por sus particulares condiciones de cultivo", apunta Susana Hernández, directora de Arrocera del Pirineo. Esta cooperativa es la coordinadora de este proyecto que, si finalmente se aprueba a principios de 2018, estará financiado con fondos Feader y del Gobierno de Aragón a través del programa de Grupos Operativos de la Agencia Europea para la Innovación (AEI), en el marco del Programa de Desarrollo Rural para Aragón-2017 (PDR).

"El campo aragonés produce poco arroz, pero de una calidad excelente. Y todo ello se debe a que muchas hectáreas de este cereal se cultivan en parcelas situadas entre los 300 y 500 metros sobre el nivel del mar, con agua de riego muy fría procedente del deshielo de la nieve del Pirineo y unas condiciones climáticas muy duras, ya que se siembra en mayo, en una época en la que abunda el cierzo, y se recoge en otoño, cuando las temperaturas ya han bajado considerablemente, algo que no ocurre en otras zonas de cultivo tradicional, como pueden ser el Levante o Andalucía" matiza Susana Hernández.

Todo esto se traduce en una productividad en campo muy baja, en torno a los 4.000-5.000 kilos por hectárea, frente a los 10.000 kilos que se recogen en el sur. Como contraprestación, los expertos valoran la "elevada calidad del grano por la pureza de las aguas de riego, una maduración lenta y homogénea y la casi ausencia de tratamientos fungicidas", aclara.

Para poner en valor este producto, Arrocera del Pirineo lleva muchos años colaborando con el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), a través de su Área de Laboratorios y Asistencia Tecnológica, analizando el grano con el fin de verificar la vinculación entre las extremas condiciones de cultivo del arroz en Aragón y su elevada calidad culinaria.

Estudio de mercado

Además, para mejorar este arroz, que se comercializa bajo la marca Brazal, está previsto realizar un estudio de mercado con el fin de obtener información sobre los gustos del consumidor. "Con los datos que se recojan se quieren diseñar nuevos envases y desarrollar líneas de producción de quinta gama. Y todo, con un objetivo muy claro, que el agricultor vea que su producto es rentable y, de esta manera, se pueda recuperar la superficie de cultivo que se ha abandonado en los últimos años y evite la desertización de estas áreas", indica.

Otro de los objetivos del estudio es demostrar el efecto desalinizador del cultivo del arroz, así como el efecto ‘mejorante’ de los suelos, que evita la desertización de las zonas arroceras. Para ello, está previsto realizar análisis durante el desarrollo del proyecto, que se unirán a los que ya se han llevado a cabo en parcelas de cultivo en los últimos 10 años.

El arroz en Aragón se cultiva principalmente en suelos con un alto contenido en sales. Con la plantación del arroz, en permanente inundación, se produce un lavado de estas sales y como consecuencia de esto se produce un mantenimiento del ecosistema y de la rica biodiversidad que acompaña a este cultivo, especialmente en el caso de las aves que habitan en el entorno.

- Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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