Heraldo del Campo

Planes de futuro para la cuna de las truchas

Este año se cumple el 150 aniversario de la piscifactoría del Monasterio de Piedra, la primera que se puso en marcha en España a finales del siglo XIX.

Un trabajador del parque dando de comer a las truchas de la piscifactoría.
Un trabajador del parque dando de comer a las truchas de la piscifactoría.
Clara Gormedino

Para hablar de los orígenes de la piscicultura en España hay que remontarse a la figura de Federico Muntadas, quien fue pionero a la hora de montar una de las primeras piscifactorías de España. Lo hizo en el Parque Natural del Monasterio de Piedra, y las instalaciones comenzaron su actividad en 1867, por lo que este año se cumple el 150 aniversario de este histórico acontecimiento.

Durante muchos años, la piscifactoría del Monasterio de Piedra fue un referente no solo en materia de producción, con una media de entre 20.000 y 50.000 ejemplares de trucha común y entre 8 y 10 millones de huevos de trucha arcoíris, sino también de investigación, ya que hasta aquí acudían estudiantes de toda España para conocer de primera mano la metodología de trabajo que se llevaba a cabo en estas instalaciones.

Hace un año, la actividad cesó pero eso no significa que la piscifactoría vaya a cerrar sus puertas, ya que la empresa propietaria del parque se está planteando la recuperación de las instalaciones, ahora en desuso, para mantener una reproducción de tipo artesanal, no comercial, de la trucha común.

«Esta actividad se vería ampliada con la posibilidad de musealizar de alguna forma parte de esta zona y poder incluir su visita en la de nuestro parque. Para ello, ya hemos iniciado contactos con dos empresas para que planteen los trabajos necesarios para obtener los permisos que nos posibiliten desarrollar esta actividad», apunta José Pont, director general del Monasterio de Piedra.

A nivel de plazos, los responsables creen que la nueva piscifactoría podría estar abierta y operativa en 2019. En ese momento, los visitantes que todos los años acuden al parque, procedentes de todos los rincones del mundo, «podrán descubrir una piscifactoría que tiene un gran valor histórico, al haber sido la primera de España y, durante muchos años, la central de nuestro país. Por eso, una vez acondicionada, servirá para rendir reconocimiento a su fundador, Federico Muntadas, a la vez que será una experiencia muy interesante para nuestros visitantes», matiza.

Muntadas, el pionero

Juan Federico Muntadas fue un pionero de la piscicultura en España y decidió establecer una piscifactoría en el Monasterio de Piedra aprovechando sobre todo las aguas del río Piedra, el arroyo de la Peña del Diablo y el lago del Espejo, que suponían una extensión de 3.000 metros cuadrados.

Aunque en un principio pocos confiaban en esta iniciativa, Muntadas no cejó en su empeño y, en la Exposición Regional de Aragón de 1868, presentó su proyecto, que fue traducido al francés y, unos años después, tuvo gran acogida entre todos los expertos internacionales. Esto le animó a continuar con ahínco su labor, hasta el punto de que, en 1873, el proyecto obtuvo la medalla de la Sociedad Francesa de aclimatación, por su interés y buen funcionamiento.

La elección del Monasterio de Piedra estuvo motivada, fundamentalmente, porque estas aguas estaban provistas de una gran cantidad de camarones de río, también llamados pulgas de agua que es el alimento preferido por las truchas. «Todo eso, unido a la alta calidad de la aguas calizas del río Piedra, sus manantiales y algas que aquí también crecían y que son el refugio de estos peces, convirtieron este lugar en un hábitat idóneo para la cría de estas especies.

Principalmente se comenzó cultivando la trucha común y posteriormente se introdujeron otras especies como la trucha arcoíris que ha sido la especie más cultivada», señala.

Poco después de su puesta en marcha, en 1887, la piscifactoría fue arrendada al Ministerio de Fomento, que pasó a denominarla piscifactoría Central porque a partir de ella se llevó a cabo una intensa labor de repoblación en los ríos españoles. Y ahora, casi dos siglos después, aspira a convertirse en un referente de la piscicultura desde el punto de vista turístico.

Del río a las facultades de Ciencias de toda España

La piscifactoría del Monasterio de Piedra también puede presumir de ser la impulsora de una nueva ciencia en España ya que, gracias a las investigaciones que aquí se realizaron durante muchos años y al interés creciente en todo el país por esta actividad, se crearon laboratorios de piscicultura en muchas facultades de ciencias, destacando el laboratorio de la Escuela de Ingenieros de Montes e incluso el de Agricultura en Francia.

«Era aquí donde se instruía a los alumnos y se investigaban las enfermedades que perjudicaban a las poblaciones de truchas. También se comprobaban aquí los parámetros ecológicos para favorecer las introducciones y los métodos que hacían más eficiente el índice de supervivencia de los alevines», recuerda José Pont, director general del Monasterio de Piedra.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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