Heraldo del Campo

"Pensando en el pasado soñamos con el futuro"

Desde su puesta en marcha en 2015, la empresa De Secano, de Belchite, distribuye miles de kilos de pasta fresca al año, elaborada con productos ecológicos y de proximidad. Sus socias sueñan, además, con habilitar la vieja harinera para fines culturales.

María Eugenia y María en su obrador, donde elaboran diariamente pasta fresca.
María Eugenia y María en su obrador, donde elaboran diariamente pasta fresca.
Carlos Muñoz

Como la inmensa mayoría de las grandes historias, el nacimiento de la empresa de pasta fresca De Secano comenzó como un sueño.

Un día, sus tres socias, María Sanz, María Eugenia Garcés y Erika Jimeno , pensaron en el reto que supondría para ellas poner en marcha, en Belchite (Zaragoza), un proyecto que relacionara la agroalimentación con la cultura y que estuviera vinculado con el antiguo edificio de La Harinera, una de las primeras industrias que se levantó tras la Guerra Civil.

Fruto de esa reflexión arrancó De Secano, una empresa familiar que, desde septiembre de 2015, en las proximidades de esta harinera se dedica a elaborar pasta fresca diariamente utilizando para ello cereal, frutas y verduras ecológicas de temporada y kilometro cero, ya que se nutren de los productos de los hortelanos de la zona y hasta de su propio huerto.

«Nosotras siempre decimos que pensando en el pasado, representado en la harinera, soñamos con el futuro, que no es otro que lograr que nuestra pasta fresca tenga tanto prestigio que sea capaz de llegar a cualquier rincón del mundo», apunta María Sanz.

Día a día, las tres socias y una trabajadora contratada recientemente, Isabel Garcés, se afanan para conseguir aumentar la cantidad y la calidad de sus productos que, a fecha de hoy, se comercializan en media docena de establecimientos de Zaragoza, tiendas locales de Belchite y comarca y otros comercios de Huesca y Teruel.

«Elaboramos una media de 600 kilos de pasta al mes, pero tenemos capacidad para aumentar nuestra producción y llegar a toda España, aunque bien es cierto que el hecho de que sea pasta fresca, sin aditivos ni conservantes, hace que el proceso de comercialización sea más complicado, sobre todo por el tema del transporte y la distribución. Por esto, estamos investigando en nuevos sistemas de conservación», matiza María Eugenia.

Ninguna de las tres socias tenía conocimientos sobre el mundo de la pasta, pero eso no las frenó, sino que hicieron las maletas y se fueron hasta Génova (Italia), en concreto recalaron en Chiavari, donde el maestro artesano Danilo Curotto se encargó de instruirlas en el complicado y sabroso mundo de los raviolis, espaguetis o tagliatelles. «Fueron unos días muy especiales, ya que aprendimos mucho y luego tuvimos la suerte de que Curotto viniera a Belchite para adaptar su técnica a nuestros productos, porque no es lo mismo rellenar la pasta con ricota que hacerlo con borraja », indica María.

Y es que ellas apuestan por los productos de la tierra, y su pasta no se somete a ningún tratamiento que pueda alterar sus propiedades. Lo que sí hacen es innovar cada día en función de las demandas que reciben, sobre todo de los cocineros de los restaurantes que diariamente les encargan pasta.

Y lo hacen sin olvidarse de su gran sueño, crear un espacio cultural en la vieja harinera para dar a conocer su trabajo, a través de charlas y exposiciones donde se ponga en valor los productos de la tierra. «Crear este museo es muy costoso, pero algún día será una realidad y la gente podrá conocer cómo trabajamos ahora y cómo lo hacía la gente que se ganaba la vida en la vieja harinera», concluye María, quien durante años fue guía turística en la localidad.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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