Heraldo del Campo

Más que un tarro de miel

Instalada en Monegrillo, Jalea de Luz apuesta por la I+D en sus productos y la creación de una marca que llegue a los mercados internacionales.

Jose Ignacio Gimeno con alguna de las colmenas de su empresa.
Jose Ignacio Gimeno con alguna de las colmenas de su empresa.

En el año 2005, José Ignacio Gimeno y su socio Fernando Escanilla, ambos ingenieros agrícolas, decidieron emprender el proyecto de poner en marcha una empresa de agroalimentación que fomentara el empleo normalizado dentro del colectivo de las personas con discapacidad. Después de muchos obstáculos burocráticos y administrativos, vieron que su reto era complicado y en lugar de rendirse, transformaron su idea inicial y empezaron a buscar nichos de mercado en un mundo que les apasionaba: la apicultura.

Y así, poco a poco, han conseguido que su marca, Jalea de Luz, se haya convertido en un referente dentro del mundo de las mieles selectas, con presencia en los más importantes mercados nacionales y también internacionales, como Francia y Alemania, donde comercializan más de 40.000 kilos de miel envasada al año.

Una cantidad que podría duplicarse este mismo año, ya que, después de mucho esfuerzo, se están abriendo ante sus ojos mercados tan potentes como Arabia Saudí, China o incluso Estados Unidos.

«Ha sido un proceso lento y muy laborioso, en el que nos hemos implicado al máximo, tanto económica como personalmente, pero hemos conseguido nuestro reto de ser gestores de mieles puras de calidad suprema, no meros compradores. Nuestro objetivo era crear marca y a fecha de hoy podemos asegurar que lo hemos conseguido porque los compradores demandan nuestro producto, ya que saben que van a encontrar calidad y precios muy competitivos», apunta José Ignacio Gimeno, socio de la empresa.

Ubicada en la localidad de Monegrillo (Zaragoza), pueblo familiar de Jose Ignacio y lugar de segunda residencia de Fernando, la empresa está apostando por la línea de I+D para conseguir las mejores mieles, procedentes de diferentes rincones de España, como Galicia Asturias, Andalucía, o la Comunidad Valenciana.

«Nosotros nos ponemos en contacto con los apicultores de estas zonas y posteriormente comercializamos su miel. También disponemos de colmenas propias, en las que aplicamos el método de la trashumancia, trasladando nuestros colmenares a diferentes áreas sostenibles, dependiendo de los momentos de floración, para obtener la mejor gama de miel posible».

En Jalea de Luz toda la miel que comercializan, 17 variedades de sabores tan diferentes como el tomillo aragonés o el azahar de Levante, tiene una seña de identidad y nunca venden producto a granel. «Crear marca es la única manera de posicionarse en este mercado tan competitivo y también es la mejor manera de vender territorio y defender una forma de vida rural, asentada en el campo y en sus valores. Nuestra empresa no solo vende miel, también vende territorio, experiencias y un modelo de vida».

Para comprobarlo, la empresa organiza actividades y visitas guiadas para conocer el mundo de la apicultura en pleno corazón de los Monegros, y programan catas de miel por toda España.

Por si esto no fuera suficiente, han iniciado el proyecto para poner en marcha una nueva línea de cosmética natural cuyo principal componente será su miel y los propóleos.

Miel y discapacidad

Pero a pesar de esta diversificación de sus productos, no se olvidan de su filosofía inicial, y siguen apostando por el empleo dentro del mundo de la discapacidad. Para ello, encargan el manipulado final de sus productos a los trabajadores del centro especial de empleo de la Fundación Cedes de Zaragoza, que «otorgan a nuestro producto ese cariño añadido que ya iniciaron las abejas en la colmena durante el proceso productivo».

Además, otro de los pilares de esta empresa se asienta sobre un proyecto de jardinería integral, diseñando y construyendo xerojardines sostenibles, cuyo mantenimiento llevan a cabo usuarios con discapacidad de la Fundación Virgen del Pueyo de Zaragoza, desde hace casi ocho años.

«Nuestro sueño se ha hecho realidad, y en la medida de nuestras posibilidades estamos ayudando a integrar en la sociedad a personas que padecen dificultades de inserción y lo hacemos como mejor sabemos, proporcionándoles un puesto de trabajo», concluye.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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