Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Las malas hierbas se adueñan de los arrozales aragoneses

El CITA participa en un proyecto para identificar y prevenir resistencias a herbicidas de dos malas hierbas que afectan a este cultivo, ‘Echinochloa spp.’ y ‘Leptochloa spp.’

Los investigadores realizan prospecciones para cuantificar las infestaciones de malas hierbas.
Los investigadores realizan prospecciones para cuantificar las infestaciones de malas hierbas.
CITA

Arrozales arrasados por las malas hierbas, herbicidas escasos y a veces poco eficaces para hacer frente a ellas y cosechas mermadas. Estos son algunos de los problemas a los que se enfrentan los productores de arroz de España, incluido Aragón, que en los últimos años han visto como se confirman casos de resistencia a herbicidas y se sospecha de la existencia de otros por falta de eficacia en campo.

Conscientes de este problema, investigadoras de Extremadura, segunda comunidad productora de arroz en España, pusieron en marcha el proyecto, financiado por el INIA (Instituto Nacional de Investigación Agraria) ‘Manejo integrado de infestaciones de Echinochloa spp. y Leptochloa spp. en arroz cultivado en inundación’, con el que se pretende conocer la magnitud real del problema de resistencias de estas dos especies y establecer pautas para manejarlas y poder retrasar la aparición de más casos.

«El principal problema al que se enfrentan los productores de arroz en estos momentos es que existen muy pocos herbicidas autorizados para atajar el problema, lo que hace que los agricultores tengan que recurrir siempre a los mismos. Y el uso repetido e intensivo de productos con el mismo modo de acción ha provocado que algunas malas hierbas se vuelvan resistentes a estos herbicidas», matiza Gabriel Pardo, investigador del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y responsable en Aragón de este proyecto junto con las investigadoras Alicia Cirujueda y Anabel Marí.

Para Pardo, otras soluciones para atajar las malas hierbas pasarían por utilizar otros métodos de control, de tipo agronómico y cultural. «Sería recomendable rotar el cultivo con especies forrajeras como las festucas, el trigo o la cebada, en aquellos terrenos que se pueda. Además, podrían incrementarse las dosis de siembra, para que las malas hierbas tengan menos espacio para crecer y, por último, en zonas cálidas, se podría retrasar las fechas de siembra, aunque en el caso de la comunidad aragonesa resulta más complicado porque si se retrasa es difícil que se complete el ciclo productivo», matiza Pardo, quien recuerda que otra técnica cultural que podría reducir la presencia de hierbas sería la siembra en seco.

Con todo esto, lo que se pretende es que estas medidas contribuyan a reducir la dependencia de los herbicidas.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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