FLORA

Musgos, mucho más que un adorno

Popularmente se conoce como musgo al grupo vegetal de los briofitos, que incluye también a las plantas hepáticas. Erróneamente, a veces se confunde con musgos a los líquenes y algas, que son otro tipo de plantas. Los musgos son organismos vegetales simples, sin vasos vasculares, por eso no pueden elevarse hacia arriba y crecen a loa ancho. Tampoco tienen flores, ni frutos y viven en medios muy húmedos y sombríos; pese a ello, saben resistir bien los periodos de sequía.

Musgo en un hayedo del Pirineo francés
Musgo en un hayedo del Pirineo francés
JAVIER ARA

El Herbario de Jaca ha inaugurado hace poco su sección on line sobre briofitos y allí señala que “los musgos no solo son los briofitos más numerosos, representando el 70% de todos ellos, sino también los más conspicuos y los únicos que suelen formar masas de vegetación que destacan en el paisaje”.


Estéticamente, dan a los bosques una imagen de cuento de hadas, como húmedas y esponjosas almohadillas verdes sobre rocas o muros en los bordes de arroyos o fuente y son un elemento tradicional en los belenes navideños. Pese a ello, no puede recogerse en el monte. Varias especies están registradas como ‘En peligro de extinción’ en el Catálogo Aragonés de Especies Amenazadas de Aragón y, en la jurisdicción nacional las protege la Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad.


Los musgos, junto con los líquenes, fueron los primeros colonizadores del ambiente terestre. Contribuyen a formar el suelo donde más tarde se instalarán otros vegetales, por lo que tienen una gran función ecológica.


También ayudan a la fijación del suelo, evitando la erosión. En el Herbario de Jaca se explican otras de sus aportaciones ecológicas, como que los musgos pleocarpos, formadores de mantillos humíferos, partician en el proceso de regeneración de los bosques facilitando las germinación de las plántules de los árboles.


Estos mismos tapices muscinales dan refugio a multitud de pequeños invertebrados, esenciales para la biología del suelo, por lo que su aportación a la vida animal es igualmente muy valiosa.


Finalmente, las estrategias de economía del agua que han desarrollado los convierten en eficaces captadores de humedad y almecenadores de agua. No está mal recordar todas las funciones que realizan dentro de la maquinaria de la naturaleza cuando los vemos tapizando el suelo mientras paseamos.


La fotografía es de Javier Ara, miembro de Asafona. Instantánea tomada la primavera pasda en un hayedo del alto valle de Aspe, Pirineo francés, con una cámara Canon EOS 7D, objetivo Canon 17-40 mm f4. “La primera intención al visitar este lugar, era localizar a un pájaro carpintero muy escaso. Paseando por este viejo bosque, me llamó la atención la estrecha convivencia entre el musgo y las hayas, dos especies encantadas con la humedad y las nieblas”, explica Ara.


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