Los toros de soga, espectáculo en el acto más genuino de las fiestas

Las reses propiciaron buenas carreras sin causar ningún percance grave en una plaza del Torico atestada de público.

Miembros de la Soga y Baga -con camisetas moradas- evitaron cogidas en la plaza del Torico.
Miembros de la Soga y Baga -con camisetas moradas- evitaron cogidas en la plaza del Torico.
A. G./B.

Los turolenses llenaron la plaza del Torico y sus alrededores para participar ayer en el festejo más característico de la ciudad, los toros ensogados. A pesar del intenso calor de la tarde, miles de vaquilleros vestidos con pantalón y camiseta blancos y pañuelo y faja rojos salieron a la calle para desafiar a los cuatro astados, afortunadamente sin que hubiera que lamentar ningún percance de consideración.


Muchos espectadores y corredores acudieron a los corrales de la Nevera para ver como los miembros de la Soga y Baga -la asociación que maneja a las reses con maromas atadas a la cabeza del animal- sacaban a los astados con la soga y la baga -las cuerda que tiran del animal de delante y atrás, respectivamente- por la calle del Tozal hasta llegar a la plaza del Torico. Los toros, molestos, cabeceaban para intentar en vano librarse de las ataduras.


En la plaza del Torico, el animal quedaba liberado de la baga y una sola cuerda servía para evitar cogidas al mismo tiempo que permitía al toro moverse con más libertad. Fue entonces cuando se produjeron las mejores carreras entre el público, casi en su totalidad turolense al tratarse de una jornada laboral en el resto del país.


Un experimentado corredor, Mariano Bardají, concluyó que los toros "dieron mucho juego en la plaza, y la gente disfrutó". Explicó que, sobre todo en la calle de San Juan, "hubo carreras muy buenas". Respecto al efecto de las altas temperaturas sobre sogueros, vaquilleros y toros, le restó importancia, porque "en julio siempre hace calor".


El ganado lo aportó, como en los últimos once años, la ganadería de Teodoro Adell. Su hijo y sucesor, José Antonio, que ayer se encargó del lote seleccionado para Teruel, explicó que la larga trayectoria de sus reses en los ensogados se debe a que "siempre responden". El empresario explicó que las características que hacen a sus animales adecuados para el toro de soga son "tener mucha presencia, estar muy musculados, no haber sido toreados previamente y actuar con nobleza". Otra de las claves está, a su juicio, en que las reses hacen un viaje corto desde Castellote, lo que reduce su cansancio y su estrés.


Señaló que una de las características que tiene en cuenta el Ayuntamiento al elegir los ejemplares de cada año es la potencia de su cornamenta. Indicó que los miembros de la Soga y Baga prefieren que los animales que van a manejar tengan pitones poderosos para evitar que los corredores "se confíen en exceso al ver a los toros atados".


Los astados también dieron juego de madrugada, cuando se procedió a su traslado -tras ensogarlos en el coso taurino del Ensanche-, hasta los corrales de la Nevera, en el Centro Histórico, a través de la ronda de Ambeles. Cientos de corredores arroparon a la Soga y Baga en su trayecto matutino. Solo una de las reses tuvo que ser subida a un cajón debido a su escasa movilidad para transportarla hasta su destino.


La mayor presencia de público se produjo por la tarde, entre las 18.00 y las 22.00, ya entrada la noche. Jorge Abel Martín, soguero, se mostró "contento" del resultado que dieron los toros y se felicitó de que no hubiera habido ninguna cogida. Fue el colofón de una Vaquilla en la que la Soga y Baga ha sido protagonista por partida doble, como garantía de seguridad en los ensogados y como pregonera de las fiestas.

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