Los 80 nunca pasan de moda

Más de 2.000 personas calentaron motores para el día grande al ritmo de Nacha Pop y La Unión.

Zaragoza demostró una vez más que los ochenta es una generación mítica. Prueba de ello es que más de 2.000 personas bailaron toda la noche los grandes éxitos de esta década en la fiesta organizada en la Sala Multiusos. Para abrir boca, la mítica banda Nacha Pop, recuperada por Nacho García, volvió a llamar a 'la chica de ayer'.


Además de este primer éxito, que se convirtió en uno de los más tocados durante el resto de los años, comenzaron con Vistete y siguieron animando al público con temas tanto del propio grupo como otros que cantó Antonio Vega durante su etapa en solitario. Su pop encandiló a todos los presentes, que recordaron sus años de juventud, e incluso, algunos más jóvenes entonaron las canciones que sus padres ponían una y otra vez en el radiocasete. La gran mayoría de los asistentes rondaban los 40 o 50 años, aunque también acudieron personas más jóvenes e incluso algún niño acompañando a sus padres.


El pop ochentero o ya no tanto siguió sonando a lo largo de toda la noche. Y es que La Unión trajo a Zaragoza su gira de 30 aniversario, en la que repasaron su larga trayectoria musical. Como no podía ser de otra manera no pudo faltar su tradicional 'Lobo Hombre en París', la primera canción que sacaron al mercado junto a 'Niebla' y 'Verocidad', y que se convirtió en uno de sus éxitos más sonados. Prueba de ello es el gran impacto que ocasionaron en el público zaragozano en el momento en el que comenzaron a tocarla.


Rafa Sánchez, Luis Bolín y Mario Martínez son el vivo ejemplo de que la unión hace la fuerza, haciendo honor al nombre con el que decidieron darse a conocer, puesto que después de treinta años siguen manteniendo su estilo y, por supuesto, enamorando a todos sus 'fans'.


Seguidores que en la Sala Multiusos hicieron sonar sus voces al unísono con Rafa para recordar aquellos años en los que comenzaban, aunque también hubo tiempo para las canciones más nuevas, conocidas hasta por las últimas generaciones, porque esta música nunca pasa de moda.


Para poner el broche final a la noche, actuó Yo tuve la Suerte de de Vivir en Zaragoza en los 80, con Coco a los platos, que consiguió que los presentes no pararan de bailar durante todo el rato con las canciones más emblemáticas de aquellos años.