Talavante: "No es fácil llenar las plazas siendo tan feo como soy yo"

El extremeño reaparece en una tarde mixta, junto a Pablo Hermoso de Mendoza y Perera.

Alejandro Talavante, la magia de la Misericordia.
Talavante: "No es fácil llenar las plazas siendo tan feo como soy yo"
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Sin su presencia, la Feria del Pilar hubiese quedado huérfana de ese toreo clásico y de pureza, que "bebe" de sus antepasados sin temor a emborracharse de la gloria del presente. 


De ese toreo que prioriza la personalidad por encima de pensamientos externos, y que llega a los tendidos desde la verdad absoluta y sincera, que solo unos pocos saben transmitir. 


Alejandro Talavante se enfrenta esta tarde a una corrida mixta, junto a Pablo  Hermoso de Mendoza y Perera,, en lo que promete ser una tarde bella para el ceduer. 


"Quería reaparecer aquí sí o sí. En primer lugar, porque debía marcarme un objetivo en la rehabilitación, y después porque es una plaza que tiene algo especial y que a mi personalmente me enamora", asegura el extremeño, justificándose en que "la Misericordia es un escenario en el que, por su característica cubierta, no hay nada que pueda influir en el perfecto encuentro entre toro y torero, que es lo único que verdaderamente importa". 


Sin querer entrar en "tópicos ni falsedades", y evidenciando una sincera predilección por Zaragoza, el pacense comenta que "El Pilar te da la oportunidad de acabar de la mejor forma la temporada, triunfando en un escenario muy exigente y con un público que te arropa cuando le correspondes como es debido, mostrándote todo su afecto". 


Las fechas en las que el ciclo se enmarca calendario son también del gusto de un diestro que prefiere hacer el paseillo con el "rodaje y el tacto" que da llevar muchas corridas matadas. "Soy de los que les gusta llegar cansado y muy toreado a las ferias. Las cosas se hacen con mayor conocimiento de causa que cuando estás fresco o subido en un estado de euforia", confiesa.


Talavante, que asegura estar viviendo un "momento gratificante", logrando imponer su concepto por encima de la obtención de triunfos o recompensas, ensalza su "honestidad" por encima de ninguna de las premisas en el toreo. "Entro a la plaza con la certeza de que no voy a engañar a nadie. No intento nada más allá de que la gente disfrute conmigo, con mi verdad absoluta, y eso es lo que me satisface e ilusiona cada tarde", comenta. 


Una sinceridad que se ve perfectamente correspondida por una tauromaquia fina y estilizada como pocas, que no deja de evolucionar a la vez que trata de nutrirse del pasado. "Además reinventarme cada día, dejándome llevar por lo que mi interior reclama en cada momento, veo vídeos y trato de aprender de toreros antiguos, que eran capaces de hacer cosas bellísimas con animales salvajes, que no tenían la perfección de los actuales", explica el de Badajoz, señalando además que "al haber suertes del pasado que se han dejado de hacer,

el público agradece que de vez en cuando se recuperen, y para muchos resultan innovadoras".


Expresiones que le han valido para convertirse en uno de los matadores más reclamados y taquilleros del panorama. "Siendo tan feo como soy yo, no es fácil llenar las plazas y que la gente pague una entrada para venir a verme. Mi clave es transmitir un mensaje y que el respetable encuentre un motivo de peso por el que haber acudido esa tarde", revela.


En referencia al idílico ejemplar con el que poder mostrar todo lo que lleva dentro en su reaparición en El Pilar, Talavante manifiesta que "no me gusta pensar ni hablar del toro perfecto. Todos tienen su parte positiva y nuestro deber es sabérsela encontrar. Si no llegas a conectar con él, sientes que has fracasado".


Un prototipo de toro del que el diestro evita hablar y que probablemente se asemejaría mucho al excelente jabonero que en la feria de 2011 le permitió enlazar una labor para el recuerdo echó a perder con el acero. "Hay muchas faenas que se me han ido por la espada, pero no hay duda de que aquella fue una de las más importantes de mi carrera. Estoy seguro de que le hubiese arrancado las dos orejas y el rabo, pero mi satisfacción es que todo trascendió más allá de los trofeos", explica. 


Para terminar, el diestro no esquiva hablar del posible momento se su retirada. "No seré un torero que acabe demasiado tarde con su carrera. Este es un trabajo muy exigente y no me veo toreando con 50 años". 


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